El conjunto del español Pep Guardiola no pudo evitar su tercer revés en la competición inglesa. Llevaba quince partidos sin perder. Catorce triunfos y un empate. No caía desde que fue superado por el Crystal Palace el 30 de octubre. Pero perdió ante el cuadro del italiano Antonio Conte en un choque lleno de alternativas, con un final frenético que cayó del lado londinense.
El tropiezo de los Citizens alienta al Liverpool. El cuadro del germano Jurgen Klopp, segundo, tiene seis puntos y un partido menos que el equipo de Pep Guardiola. Todo está abierto aún. Los Reds, que ganaron al Norwich antes, se meten de lleno en la puja.
El City se topó con un rival con las ideas claras que ejecutó perfectamente el contraataque y que aprovechó cada una de sus opciones. El dominio fue del cuadro de Guardiola que se estrelló ante el orden de su rival y que no supo cubrir los espacios que dejó al descubierto y que fueron aprovechados por el equipo de Conte.
El marcador fue favorable a los visitantes una y otra vez. Tomó ventaja el Tottenham a los cuatro minutos con una contra perfecta que dirigió el surcoreano Heung-Min Son hasta llegar al área. El meta brasileño Ederson salió al paso y el coreano cedió la pelota al sueco Dejan Kulusevski, que la llevó a la red.
Empató el City en el 34, con un centro al área de Raheem Sterling que no detuvo el francés Hugo Lloris en su partido 400. El rechace cayó al alemán Ilkay Gundogan, quien no falló.
A la hora de juego el equipo londinense volvió a ponerse por delante. Son envió el balón al corazón del área en otra jugada de transición. Apareció Kane, que inició la jugada, y de primeras superó de nuevo a Ederson.
En el tiempo añadido el encuentro se agitó. El Manchester City encontró el empate gracias a un penalti por una mano del argentino Cristian Gabriel Romero que tuvo que comprobar el VAR y que transformó el argelino Riyad Mahrez.
Con el choque abocado al empate, un pase desde la línea de fondo de Dejan Kulusevski fue alcanzado, de cabeza, por Kane, que volvió a batir a Ederson para desesperación de Pep Guardiola y júbilo de Conte, que estaba puesto en entredicho tras acumular tres derrotas seguidas y que ahora regresa a la pelea por Europa.