En menos de una semana, seis mujeres –entre ellas periodistas, una médica y una exreina de belleza– decidieron poner fin a un silencio de años e hicieron públicos sus testimonios sobre el acoso que, según cuentan, sufrieron del nobel de la paz costarricense, Óscar Arias Sánchez.
La ola de denuncias del movimiento global de mujeres #MeToo (Yo también) ha golpeado a uno de los líderes políticos más respetados de América Latina, quien fue dos veces presidente de Costa Rica (1986-1990 / 2006-2010) y reconocido en 1987 con el Nobel de Paz por su trabajo para acabar las guerras en Centroamérica.
La noticia explotó como una bomba el lunes pasado, cuando la médica y activista para el desarme nuclear Alexandra Arce von Herold decidió compartir con The New York Times una parte de la querella que interpuso el 4 de enero ante la Fiscalía costarricense, en la cual acusa a Arias de haberla abusado sexualmente hace cuatro años, cuando, en medio de una reunión de trabajo, el político la abordó por detrás, metió su mano por debajo de la falda y la penetró con los dedos.
Su denuncia tuvo una gran repercusión en la opinión pública internacional y en los siguientes días motivó a más mujeres a contar sus historias.
“Por mi experiencia personal con él… le creo a ella”, escribió en redes sociales la periodista Eleonora ‘Nono’ Antillón, después de leer en las noticias la denuncia de Arce von Herold. Según su relato, en 1986, cuando tenía 25 años y era asesora del Partido de Liberación Nacional (PLN) en época de elecciones a la presidencia de Costa Rica, el entonces candidato –y futuro ganador– abusó de ella en una reunión en la sede de campaña.
“Estaba sentada frente a su escritorio, se me acercó, me tomó la mano y me la puso en su pene, que estaba erecto. Yo lo empujé y me puse de pie, y él se me lanzó. Me cogió por los hombros, me tiró contra un ropero y me empezó a toquetear. Con el ruido, comenzaron a tocar la puerta. De ahí en adelante no volví a aceptar estar sola con él cuando me citaba a solas”, declaró Antillón el martes al periódico La Nación, de Costa Rica. “Después lo intentó en un restaurante. Yo le andaba huyendo. Estábamos en una reunión y me cogía la parte de atrás del brasier”, agregó.
Ese mismo día, Emma Daly, hoy directora de comunicaciones de Human Rights Watch, contó a The Washington Post que en 1990, cuando era reportera de Reuters y The Tico Times, se encontró con Arias en un evento concurrido en el hotel InterContinental en Managua, y el entonces presidente la tocó de manera inapropiada. “Él me reconoció y le veo y le digo, ‘don Óscar, por favor’. Y le hice una pregunta, no recuerdo cuál, y, en vez de responderme, me mira y con la mano me toca debajo del cuello y tira su mano por mi cuerpo entre mis senos y me dice, ‘oye, pues no llevas sostén’ o algo así. Y me quedé tan sorprendida que lo único que le respondí fue, ‘pero sí lo llevo’”.
Daly afirmó que en ese momento se sintió enojada y humillada, y después de muchos años de haberse reservado la experiencia, decidió compartirla, inspirada por el movimiento #MeToo y por la denuncia de la médica y activista costarricense.
Tras conocerse estos primeros testimonios, a través de su abogado, Arias, de 78 años, publicó un comunicado en el que niega las versiones. “Rechazo categóricamente las acusaciones en mi contra. Nunca he actuado irrespetando la voluntad de ninguna mujer, menos aún tratándose de su libertad de relacionarse con otra persona”, decía el texto.
Sin embargo, sus palabras animaron a otras tres mujeres a acusarlo.
La editora Marta Araya Marroni denunció que en 2012, cuando asistía a Arias en la redacción de su libro Con velas, timón y brújulas, el político hizo “múltiples avances sexuales no deseados”, mientras insistía en que dichos comportamientos eran normales.
Araya afirmó que el exmandatario incluso ofreció darle una “sobadita”, a lo cual ella también se negó. “Quiero chinearte. Quiero darte un masaje en las piernas”, fueron las palabras que le habría dicho el expresidente.
“Rechazo categóricamente las acusaciones en mi contra. Nunca he actuado irrespetando la voluntad de ninguna mujer, menos aún tratándose de su libertad de relacionarse con otra persona” Óscar Arias
Por su parte, la periodista Mónica Morales, de revista Perfil, publicó el miércoles un artículo en el que relata la “mala experiencia” que vivió en 2013, cuando, según recordó, el expresidente le insinuó que se sentara en su regazo. “Al finalizar la entrevista se desplazó a su escritorio para buscar algunas fotos en su computadora. Allí me insinuó (con un gesto) que me sentara sobre su pierna para que pudiera ver en la pantalla. No sé qué cara hice, pero recuerdo que me mencionó que su esposa no se iba a enojar”, escribió la periodista.
El viernes, la exreina de belleza Yazmín Morales, una filóloga de 48 años, contó a La Nación que también presentó una denuncia penal por abuso sexual contra Arias animada por los testimonios de las otras mujeres y después de encontrar un abogado que estuvo dispuesto a defenderla.
Según ella, los hechos ocurrieron en el 2015, cuando acudió a la casa de Arias a recoger un libro que él le había regalado. “Él se puso frente a mí, se atravesó en la puerta que se encontraba cerrada, me agarró la cabeza, me acercó a la fuerza al cuerpo de él, luego con una de sus manos me tocó mis senos por encima de la ropa y luego me dio un beso en contra de mi voluntad”, dice la denuncia divulgada en el sitio ameliarueda.com.
Las denuncias en contra de Arias ya comenzaron a generar rechazo e indignación en el país centroamericano, donde decenas de mujeres convocadas por el grupos feministas y el movimiento ‘Ni una menos Costa Rica’ marcharon el viernes en el centro de San José para apoyar a las denunciantes.
Y, mientras la presión crece, el exmandatario, quien ya se defiende en un caso por corrupción y ahora deberá enfrentar dos denuncias penales por acoso, por ahora guarda silencio.
Seguramente ha hablado algo que no le ha gustado a los EE UU. Es conocido que cuando los EE UU quiere darle muerte civil a alguna personalidad importante es a este tipo de situaciones a las que recurre. Parece muy extraño que de repente en la misma semana ha recibido tantas acusaciones. Esto huele a que los EE UU está detras de estas denuncias.
Seguramente ha hablado algo que no le ha gustado a los EE UU. Es conocido que cuando los EE UU quiere darle muerte civil a alguna personalidad importante es a este tipo de situaciones a las que recurre. Parece muy extraño que de repente en la misma semana ha recibido tantas acusaciones. Esto huele a que los EE UU está detras de estas denuncias.
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y yo me pregunto porque despues de tannnnnto tiempo prque no hablar en su momento y las autoridades que se prestan a estas estupideses en todo caso cuando le dieron el reconocimiento hubieran hablado todas estas viejas chismosas ya les gusto como pueden tener su conciensia tranquila aver si tienen hijos varones les gustaria que los esten acusando de algo asi no se vale