Patty Lin, quien fuera guionista de Friends entre el año 2000 y 2004, está por lanzar un libro titulado End Credits: How I Broke Up with Hollywood (Créditos Finales: Cómo rompí con Hollywood), en el que entre muchos otros aspectos, cuenta el complicado proceso que fue trabajar en el que era el programa de comedia más popular del planeta.
El libro saldrá el próximo 29 de agosto y, mientras tanto, la revista Time ha compartido un breve fragmento donde Lin ahonda en esta complicada experiencia, tanto en el ámbito personal como lo que pudo observar de los protagonistas en los últimos cuatro años de Friends.
En el fragmento compartido por Time, Lin comienza explicando que llegó al programa después de dos años en la industria con uno de los programas más populares de la época: Freaks and Geeks. La guionista fue contactada y para ella parecía un sueño hecho realidad, a pesar de que el productor, Judd Apatow, trató de poner sus pies en la tierra: le dijo que era un programa con muchas manos involucradas y con seis temporadas hasta ese momento y eso lo había convertido en “una máquina bien engrasada”, por lo que ella no iba a aprender mucho.
“Aunque (Judd) había respondido por mí ante la gente de Friends, me advirtió que no aceptara el trabajo. ‘Es una máquina bien engrasada’, me dijo. Se encogió de hombros. ‘No vas a aprender tanto’. A pesar de su advertencia, sabía que si el programa quería contratarme, no podía negarme. Cuando Larry me dijo que me ofrecían el trabajo, ni siquiera hablamos de decir que no”, explica Patty en su libro.

Según la guionista, los problemas comenzaron desde el día uno. Primero, una constante inseguridad por ser una novata que, además, había sido contratada como parte del programa de diversidades, lo que le hizo cuestionarse si la eligieron por su experiencia o por su ascendencia asiática. Después llegó el equipo de escritores, pues en un hosco intento de hacerla sentir bienvenida, la llevaron a un lujoso restaurante en el que veía como nadie parecía querer estar ahí. Poco a poco, el resto de los guionistas se mostraron como personas cerradas que no tenían interés de incorporarla como “una de ellos”.
Ya como parte del equipo, Patty recuerda que su relación con los creadores, Marta Kauffman y David Crane, estaba basada en el miedo. “David siempre dirigía una habitación y Marta la otra. Los dos me daban miedo, por motivos diferentes. David, un adicto al trabajo imposible de complacer, siempre buscaba una frase o un chiste mejor. (Martha) Tenía una voz atronadora y una risa capaz de hacer temblar las ventanas. Ponía los pies descalzos sobre la mesa de reuniones y hacía bordados mientras trabajábamos. Marta, liberal sin pelos en la lengua, se tomaba en serio el programa de diversidad y sospechaba que había tenido más que ver conmigo que David”.
Posteriormente llegarían situaciones en las que, debido a la falta de ideas, muchas de las conversaciones giraban en torno al sexo, de hecho, Lin confiesa que un episodio fue escrito inspirado en las experiencias sexuales de todos los guionistas (entre ellas las de Patty). Si bien, en ese entonces parecía algo gracioso, Lin reitera que hoy en día sería un tema muy serio.
Y en todo este proceso, aún faltaba la cereza del pastel: la lectura del guión con el elenco. Al principio, Patty se sentía muy emocionada por trabajar de cerca con Ross, Chandler, Rachel, Monica, Phoebe y Joey, pero más temprano que tarde, la experiencia terminó siendo meramente deprimente.
“Los actores parecían descontentos de estar encadenados a un viejo y cansado programa cuando podrían estar diversificándose, y me dio la impresión de que se preguntaban constantemente cómo les serviría específicamente cada guión”.
Las incomodidades no terminaban ahí, pues después llegarían los ensayos en el set, donde los actores se encargaban, con una maestría que sólo seis años de estar en el mismo programa les podría dar, de destruir cada guión que les presentaban.
“Rara vez tenían algo positivo que decir y, cuando percibían problemas [en el guion], no sugerían soluciones viables. Considerándose guardianes de sus personajes, a menudo argumentaban que estos jamás harían o dirían tal o cual cosa. A veces resultaba útil, pero, en general, estas sesiones tenían un carácter funesto y agresivo que carecía de la ligereza que cabría esperar de una comedia de situación”.
Finalmente, a Lin no le renovaron el contrato tras el trabajo que hizo para la temporada 7; Crane argumentó que necesitaba un escritor de chistes más que un creador de historias. A pesar de este mal trago, Lin continúo un tiempo trabajando en series de gran renombre como Breaking Bad, pero al final, “colgó la pluma” debido a que, en general, escribir para televisión es mucho menos glamoroso de lo que se piensa.
“Escribir para televisión fue más semejante a fabricar widgets que a crear arte”, concluyó Lin.