Rihanna será la gran protagonista del intermedio musical de la próxima edición del Super Bowl, que tendrá lugar este domingo, 12 de febrero, en el estadio State Farm de Glendale, en Arizona.
La expectación por ver a la diva barbadense en acción es grande, no solo por la entidad que tiene un espectáculo de estas características y la audiencia millonaria que atrae, sino también porque se trata del primer concierto de grandes dimensiones que ofrece la intérprete en muchos años.
La artista publicó su último trabajo discográfico, ‘ANTI’, en 2016 y hasta hace escasos meses su producción artística había sido nula. ‘Lift Me Up’, tema perteneciente a la banda sonora de la película ‘Wakanda Forever’, es su primer sencillo en casi siete años, y ni siquiera lo defendió en directo durante la pasada ceremonia de entrega de los Globos de Oro, pese a que recibió una nominación.
Su supuesta falta de rodaje en este aspecto ha suscitado ciertas dudas acerca de su rendimiento en el Super Bowl, que le exigirá hacer un elaborado despliegue de voz, baile y luces en 13 minutos escasos de actuación.
En su rueda de prensa de ayer jueves, Rihanna reconoció que su número musical de este domingo supondrá uno de los mayores desafíos de su carrera. Sin embargo, al mismo tiempo expresó su convencimiento de que tanto ella como sus colaboradores han hecho un «gran trabajo» y que su espectáculo estará a la altura de las expectativas.
Al pronunciarse sobre su reciente debut en la maternidad, hace solo ocho meses, la estrella ha hecho un claro ejercicio de autorreivindicación al asegurar que esa circunstancia fue precisamente la que le animó a aceptar la propuesta y a poner toda la carne en el asador.
«Cuando eres madre, sientes que puedes afrontarlo todo, hacer cualquier cosa. El Super Bowl es uno de los escenarios más imponentes del mundo, y aunque hay miedo, el reto es muy estimulante para mí. Es importante que mi hijo lo vea», señaló sobre su primer hijo, fruto de su relación sentimental con el rapero ASAP Rocky.
Aunque ahora se muestra ilusionada y firme en su decisión, lo cierto es que la mera idea de presentarse ante millones de espectadores deseosos de admirar su mejor versión le produjo vértigo cuando se lo propusieron.
«Es que solo podía ser ahora. Cuando recibí la llamada, me dije: ‘¿Pero estás segura de lo que haces?’. Habían pasado solo tres meses desde que había dado a luz. Pensé que me iba a arrepentir», admitió en su encuentro con los periodistas, quienes han tenido que recordarle que San Valentín está a la vuelta de la esquina y también su 35 cumpleaños, el próximo 20 de febrero. «¡He estado tan concentrada que se me había olvidado!», bromeó.