Los efectos de la pandemia son, todavía, inescrutables. Uno de ellos, inmediato y menor, no deja de producir cierta sorpresa. En los rankings musicales aparecen canciones de hace décadas que adquieren actualidad ante la diseminación del Covid-19. Una de ellas es It’s the end of the world as we know it (and I feel fine) de R.E.M. Es el fin del mundo tal como lo conocemos (Y me siento bien). Lo increíble es que esta canción que apareció en 1987, si bien es conocida, no fue un gran suceso en su momento de aparición. Escaló solo hasta el puesto 69 de las listas en Estados Unidos. Un módico recorrido comercial.
Hace una decena de días, Michel Stipe, el ex líder de la banda, subió a su sitio y a sus redes sociales un video en el que canta un fragmento a capella. Luego brinda los consabidos consejos: lavarse las manos y distanciamiento social. Dice que él se va a quedar encerrado porque no quiere ser factor de contagio. Y que no confiemos ni en las redes sociales ni en lo que dice una estrella de rock. Clama por recurrir a fuentes serias y confiables. Lo que él no podía imaginar es que la canción empezaría a trepar en las listas. Acaba de ingresar al Top 20 superando largamente la trayectoria inicial, 33 años antes (aunque deba reconocerse que el mercado es absolutamente diferente y las circunstancias actuales excepcionales). En el ranking de canciones de rock está segunda. Miles de personas la bajaron y tuvo casi 2 millones de escuchas por streaming.
En ese video Stipe habla de la canción después de entonarla: “’Me siento bien, me siento bien’. Ésa me parece la parte más importante de la letra. El título de la canción dice ‘el fin del mundo como lo conocemos’. Y es así. Estamos pasando por algo que ninguno de nosotros había presenciado antes. Y que es real, es serio y está aquí”.
It’s the end of the world as we know it (and I feel fine) estaba ubicada como último tema del lado A (eran tiempos de discos de vinilo y cassettes) de Document, el quinto álbum de R.E.M., una banda muy prestigiosa de Athens, Georgia, la misma ciudad de la que surgieron los B-52’s.
R.E.M. era uno de los nombres más importantes del Rock Universitario (College Rock), un género que fue el inmediato antecesor del rock independiente: bandas sin hits, con seguidores más exigentes y cuyos temas no se pasaban en las grandes radios. El nombre derivaba de quienes eran sus oyentes principales. The Pixies, The Replacements y 10.000 Maniacs eran otros de los exponentes. Pero desde la aparición de Murmur, su primer disco en 1983, habían logrado acaparar la atención de los especialistas.
El lanzamiento de Document empezó a darles mayor popularidad. La revista Rolling Stone llevó al cuarteto a su portada y los nombró como “la mejor banda de rock de Estados Unidos”. En el título de la nota, jugando con la categoría de rock universitario, afirmaba que R.E.M se había graduado. Estaba para jugar en las grandes ligas. Aunque eso sucedería recién dos discos después con la aparición de Out of Time y de la mano del hit Losing my Religion.
La letra de Es el fin del mundo… es intrincada y su mensaje no es demasiado esperanzador; dibuja un panorama apocalíptico. Sin embargo el estribillo es determinante para que la canción de REM haya adquirido actualidad. Si se googlea su título se encuentra que en la última semana cientos de notas en los medios de habla inglesa utilizaron esa frase en su título o alguna leve variación de ella. El reinicio de la vida cotidiana después del coronavirus, se estima, será un nuevo punto de partida. Pero la letra de R.E.M. está repleta de paranoia, rabia, angustia y desconsuelo. No hay en ella ni una pizca de literatura de autoayuda.
Michel Stipe, el líder de la banda, nunca tuvo propensión a explicar sus letras. Ni siquiera aceptaba que ellas fueran reproducidas en los sobres internos de los discos. Recién las incorporó cuando la banda se había convertido en una de las más importantes del mundo, ya en la era del CD.
La canción según Michel Stipe surgió de un sueño en el que él era el único invitado a una fiesta cuyas iniciales no eran LB. En el sueño estaban Bangs, Bernstein, Brezhnev y Bruce. Pero ese sueño, de haber existido, reconoce un antecedente real. En sus inicios, antes de la aparición de su primer disco, los R.E.M cayeron casi de casualidad en una fiesta organizado por Lester Bangs y este, alcoholizado, les puso una sola condición para dejarlos ingresar: que los jóvenes músicos permitieran que él los insultara. Los R.E.M. aceptaron encantados ser maltratados amistosamente por una leyenda del periodismo musical.
“Es rimbombante, casi un vómito sensorial sobrecargado”, dijo Stipe sobre el tema en el momento de su aparición. Peter Buck, el guitarrista del grupo, reconoció la influencia de Subterranean Homesick Blues, el tema de Bob Dylan, en el que el Premio Nobel, como un precursor del videoclip, va pasando los tarjetones con palabras y expresiones claves de la kilométrica letra. La velocidad ultrasónica, la catarata de palabras e imágenes se inspiraron en la emblemática canción de Dylan.