Val Kilmer regresó el jueves al Festival de Cannes con un documental con sabor amargo, al repasar su exitosa carrera en Hollywood, antes de su declive y finalmente su cáncer que le privó de su voz. Val, fuera de competición y producido por Amazon, es un afectuoso retrato alimentado con sus propios archivos. Aunque el actor estadounidense, de 61 años, no estuvo presente en Cannes, sus hijos, Jack y Mercedes, asistieron a la presentación.
Debido a su operación de garganta, Val Kilmer no puede hablar correctamente, pero participa en “Top Gun: Maverick”, segunda parte del filme que le hizo famoso y que se estrenará próximamente. El documental, dirigido por Leo Scott y Ting Poo, lo muestra como una celebridad venida a menos, que se conforma con firmar autógrafos en convenciones para promover, como él mismo confiesa, “mi antiguo yo”.
Al conocer su enfermedad, Kilmer mantuvo en privado el asunto y prácticamente desapareció de la escena de Hollywood. Con un aspecto hinchado por la medicación y los tratamientos y con una voz mecánica -según la descripción hecha por el diario The New York Times-, el célebre actor intenta enfrentarse a sus demonios en el documental que conmueve a los espectadores de Cannes.
Variety -la revista calificada por la industria como la propia “biblia”- calificó a la obra como un “retrato sincero, que capta el talento, la inteligencia y el don de autosabotaje de Kilmer”. Aunque su crítico añade que Kilmer se parece ahora a una “reliquia rota de sí mismo”.
La cinta se basa en los videos personales del artista, que vive con una cámara desde su infancia, mostrando sobre todo escenas inéditas de sus rodajes, entre estos algunos de sus grandes éxitos como “Tombstone”, “The Doors” y “Batman forever”.
Una de ellas muestra una discusión entre Kilmer y el director John Frankenheimer en el rodaje de “La isla del doctor Moreau” (1996), un fiasco que marcó el principio de su declive en el cine.
El documental deja de lado no obstante su carácter supuestamente irritable.
Los directores “evitan hablar de algunos aspectos (…) que habría sido interesante abordar, como su reputación de actor difícil con los directores”, apuntó la revista especializada Screen Daily, que juzgó a la vez que la cinta muestra su “fragilidad” de forma “conmovedora”.
Joanne Whalley, su ex esposa, es una actriz británica que le llevó a los tribunales en dos ocasiones. En su amargo y promocionado divorcio -llevado a cabo mientras Kilmer salía con la modelo Cindy Crawford- se le acusó de tener relaciones con una camarera de pizzas y de no proporcionar los recursos mínimos para sus hijos, según recordó el diario DailyMail.
El cáncer le ha pasado una factura terrible al actor de 61 años. Algunas de sus intervenciones en Val están subtituladas, ya que su voz es demasiado ronca para ser entendida con facilidad por la audiencia, lo que agrega dramatismo al documental. En otros momentos, su hijo Jack hace de intérprete para narrar las palabras de su padre.
“He vivido una vida mágica”, remarca Kilmer, que hizo múltiples videos tanto en su casa como en los platós de cine en los que participó a lo largo de su fructífera carrera. Val Kilmer fue el alumno más joven en ingresar en la prestigiosa Julliard School de Nueva York. Pese a que ambicionaba rodar películas de autor, actuó sobre todo en éxitos de taquilla y más tarde en fiascos onerosos.