Cristiano Ronaldo no está viviendo una gran temporada en Arabia Saudí. Su equipo, el Al Nassr, se despidió el pasado fin de semana de cualquier opción de ganar la liga al perder por dos goles a cero ante el Al Hilal. El delantero luso, consumido por la frustración, exhibió sus peores modales ante la afición rival, agarrándose incluso los genitales para responder a sus detractores. Y no es la primera vez que pierde los nervios en su nueva andadura profesional.
Por si eso no fuera suficiente, varios medios de su Portugal natal especulan estos días sobre la crisis que atravesaría su relación con Georgina Rodríguez, madre de sus hijas Alana Martina y Bella Esmeralda, así como principal figura maternal de los tres hijos mayores del deportista, Cristiano Junior y los mellizos Eva y Mateo. Las tertulias televisivas del país señalan que al futbolista no le hace ninguna gracia el protagonismo mediático que ha alcanzado la española gracias a su programa de Netflix ‘Soy Georgina’, cuya segunda temporada ha sido un éxito absoluto.
El entorno de Cristiano, según se desprende de las informaciones que maneja el periodista Daniel Nascimento, considera que la modelo ofrece una imagen demasiado ostentosa y superficial en su reality, acusándola además de haber propiciado el distanciamiento, cada vez más notorio, entre el exjugador del Real Madrid y su familia, especialmente de su madre Dolores Aveiro, con quien Georgina siempre habría mantenido una tensa relación. Por otro lado, en los debates que tienen lugar en el espacio televisivo ‘Noite das estrelas’ se asocian las decepciones profesionales del astro del balón con los problemas que viviría en casa. Al parecer, Georgina no tiene vida en Riad más allá de sus labores domésticas, su exposición en redes sociales y sus visitas regulares a las mejores boutiques de la ciudad.
Curiosamente, esta semana saltaba la noticia de que la pareja habría decidido alquilar su lujosa mansión madrileña, situada en la exclusiva urbanización La Finca, por 10.000 euros al mes, según cuenta la revista Semana. La propiedad del inmueble recae en ambos al 50 por ciento, a diferencia de la vivienda que ambos compartían en Mánchester hasta finales del año pasado, que ya habría sido vendida por el futbolista. Interpretar estos últimos movimientos en clave amorosa resulta prematuro, aunque hay algunos que parecen tener muy claro que la relación se extinguirá a corto plazo: «Cristiano se ha hartado de Georgina. La verdad es que no están bien y probablemente se van a separar», asegura el periodista Léo Caeiro.