Durante décadas, Plácido Domingo, uno de los hombres más poderosos y elogiados en el mundo de la ópera, ha intentado presionar a mujeres para que entablaran relaciones sexuales con él, prometiendo empleos y en ocasiones tomando represalias contra las carreras de las mujeres que rechazaban sus proposiciones, según dijeron numerosas acusadoras.
Domingo, considerado como uno de los mejores cantantes de ópera de todos los tiempos, es también un prolífico director de orquesta y director de la Ópera de Los Ángeles. Ganador de varios premios Grammy, es una figura muy respetada en su exclusivo mundo, descrito por compañeros como un hombre de prodigioso encanto y energía que trabaja sin descanso para promocionar su rama artística.
Sin embargo, sus acusadoras y otras personas de la industria dicen que hay un lado problemático de Domingo, de 78 años, un secreto a voces desde hace tiempo en el mundo de la ópera.
Ocho cantantes y una bailarina dijeron que sufrieron acoso sexual del superastro español, que lleva décadas casado, en encuentros a lo largo de tres décadas a partir finales de la década de 1980, en ocasiones en compañías de ópera en las que él ocupaba puestos de alta dirección.
Una acusadora dijo que Domingo metió la mano dentro de su falda, y otras tres dijeron que forzó besos húmedos en la boca en un vestuario, una habitación de hotel y una cena de trabajo.
«Una cena de trabajo no es rara», dijo una de las cantantes. «Que alguien intente agarrarte la mano durante una cena de trabajo es raro, o que te ponga la mano en la rodilla es un poco raro. Siempre te estaba tocando de alguna manera, y siempre besándote».
Además de las nueve acusadoras, otra media docena de mujeres dijo a AP que las proposiciones sexuales de Domingo les hicieron sentir incómodas. Una cantante dijo que le pidió varias veces salir en una cita tras contratarla para cantar una serie de conciertos con él en la década de 1990.
Siete de las nueve acusadoras dijeron que sintieron que sus carreras se vieron perjudicadas tras rechazar las proposiciones de Domingo, y algunas señalaron que se les prometieron papeles que nunca se concretaron. Varias dijeron que aunque trabajaron con otras compañías, nunca volvieron a ser contratadas para trabajar con él.
Solo una de las nueve mujeres aceptó ser identificada: Patricia Wulf, una mezzosoprano que cantó con Domingo en la Ópera de Washington. Las demás solicitaron anonimato, indicando que o bien siguen trabajando en el sector y temen represalias o temen ser humilladas e incluso acosadas públicamente.
Los testimonios de las acusadoras muestran patrones muy similares de comportamiento, en los que Domingo contactaba con ellas de forma persistente -a menudo, llamando repetidas veces a su casa por la noche-, expresaba interés en sus carreras y las instaba a reunirse con él en privado con el pretexto de ofrecerles consejo profesional.
Ya te jodieron don Domingo el pisto te an visto estas viejas jajajajajaja