No caben dudas de que es el mayor escándalo de la historia de la corrupción arbitral en el fútbol español. El mismo consistió en pagos regulares desde el Fútbol Club Barcelona al ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA); José María Enríquez Negreira durante diecisiete años (2001 a 2018). El monto total asciende a cerca de siete millones de euros a través de cuatro presidencias distintas y consecutivas (Joan Gaspart, Joan Laporta, Sandro Rosell y Josep María Bartomeu), y luego a su hijo, Javier Enríquez, con facturas y por supuestos “servicios” y “cursos” que no pudieron ser demostrados. A continuación, las diez razones del conflicto:
Qué buscaba el Barcelona con esta operatoria: el club, por ahora, se defiende sosteniendo que el pago a José María Enríquez Negreira era por “informes arbitrales” o “cursos”, pero no hay ninguna constancia ni aparece ningún documento que lo respalde. También se especula con que un motivo pudo haber sido tener controlado al Real Madrid para que no gane puntos en los escritorios, pero ahora, el presidente de la entidad catalana, Joan Laporta, dice que promoverá una investigación externa y que en pocos días dará a conocer los resultados. Desde el resto de los clubes, se sospecha que ese dinero pudo haber salido de las arcas azulgranas para tener influencias en los arbitrajes en los partidos del equipo entre 2001 y 2018.
Cuál era el papel de Enríquez Negreira: hay una coincidencia general en que, por un lado, “vendió humo” sobre su llegada a los más altos estamentos arbitrales, pero llama la atención que su empresa, “Dasnil 95 SL”, con la que facturaba al Barcelona, sólo tenía como cliente al club. El mediático ex árbitro Rafael Guerrero sostuvo días pasados que Enríquez Negreira “no mandaba” en el Comité Técnico de Árbitros (CTA) y que prácticamente no se le conocían actividades, pero Sique Rodríguez, el periodista que investigó y destapó el escándalo, lo contradice y afirma que “sí mandaba” y que tenía un fuerte poder de decisión.
La pésima relación entre el presidente de la Liga, Javier Tebas, y el presidente del Barcelona, Laporta: Tebas es uno de los mayores adversarios de este tiempo del Barcelona, que no aceptó su propuesta de venta de derechos de TV para las próximas décadas por considerarlo como un acuerdo leonino, motivo por el que no recibió el dinero con el que iba a pagarle a Lionel Messi, lo que fue la cereza del postre para la salida del argentino. Tebas acaba de decir que el Barcelona deberá reducir su masa salarial para el plantel en 200 millones de euros para la próxima temporada, lo que casi obliga al club a transferir a una de sus figuras para recortar gastos, y ahora dice que la Liga aportará a la Fiscalía “datos relevantes” sobre el escándalo y amenaza con llevar el caso a la FIFA y a la UEFA, sabiendo que el Barcelona está enfrentada a la UEFA por ser uno de los impulsores de la Superliga europea, que propone organizar un torneo continental de clubes paralelo a la Champions League. Tebas manifestó en estas horas que si Laporta no da una explicación coherente “debería dimitir”. Laporta, a su vez, llamó a una conferencia de prensa en la que dijo: “La Liga se ha quitado la careta. Es una fobia hacia el Barcelona y aparece de forma recurrente para desestabilizarnos, pero no le daré el gusto porque el Barcelona es de sus socios”.
El Barcelona se expone ahora a procedimientos penales desde la Justicia y hasta medidas deportivas de alto impacto: Si bien administrativamente la causa prescribió porque el período investigado de pagos al ex árbitro y su hijo Javier Enríquez termina en 2018 y el reglamento de la Federación Española (RFEF) señala que en los hechos más graves de corrupción, la prescripción es a los tres años de ocurrido, nada detiene la acción penal, tanto de la Justicia como desde las sanciones deportivas que aún se desconocen, pero que podrían ir desde la quita de puntos al descenso directo. Tebas ya habña de “inhabilitación deportiva” y de que la Liga se convertirá en querellante.
La negativa del Real Madrid a sumarse a los reclamos del resto de los equipos españoles: Real Madrid se negó a firmar un comunicado conjunto de los clubes españoles de Primera y Segunda División, que fogoneó el Atlético de Madrid y al que enseguida se sumó el Sevilla. Esto se explica en la excelente relación que al menos desde el inicio del siglo sostienen los dos presidentes, Laporta y Florentino Pérez y que fue fundamental que los dos clubes se aliaran junto a la Juventus de Turín para conformar la llamada “Superliga” europea, que propone una competencia al más alto nivel de Europa pero regenteada por los propios clubes y no la UEFA, y que más allá de que los seis principales clubes ingleses, el Inter, el Milan, el Bayern y el PSG se retiraran del proyecto, se espera un fallo definitivo por su competencia desde el Tribunal Europeo en los próximos dos meses.
El silencio de la Federación Española: contrariamente al rol activo de la Liga, la RFEF, que preside el ex futbolista y presidente del sindicato de jugadores, Luis Rubiales, se mantiene en un sorprendente silencio, sin haber convocado a una conferencia de prensa ni haber hecho manifestaciones sobre los pasos a seguir, aunque se supone que será arrastrada a ser querellante para no desentonar con la Liga, con la que tiene pésimas relaciones. De hecho, la Liga acaba de enviar a la Audiencia Nacional unos documentos para que la Justicia investigue cinco pagos desde la Federación Española (con la que el organismo está en conflicto) también a Javier Enríquez, el hijo de José María Enríquez Negreira, por supuestos trabajos de “coaching” con fondos que la Liga entrega a la RFEF, que “no ha aportado facturas soporte de los gastos contabilizados, impidiendo constatar si tan siquiera éstos pudieran haber existido, o para qué o para quién se prestaron dichos servicios, su duración, el precio hora o quién autorizó su pago”.
El silencio de los socios del Fútbol Club Barcelona: Tantas veces organizados para mociones de censura contra presidentes en activo, o para asambleas decisivas de estos años, en las que se votaron cuestiones fundamentales como la venta de porcentajes de activos para poder contratar jugadores, o en tiempos recientes, para reemplazar la publicidad de UNICEF en la camiseta por la de Qatar Airways, por el momento no hubo un pedido de explicaciones ni a Laporta ni a los tres mandatarios antecesores sobre lo ocurrido con el pago al ex árbitro que podría ocasionar un daño irreparable a la imagen de la entidad.
La reputación del Barcelona, manchada hasta que no se aclare lo ocurrido: la sucesión de escándalos institucionales en la última década (los Casos Neymar y Neymar II, el “Barça-Gate”, la salida de Lionel Messi y ahora el pago al ex árbitro) minaron el prestigio de uno de los clubes más grandes de Europa, a su vez, en un grave momento económico, con muy escaso margen para contratar jugadores, y que, eliminado de la actual Champions League, acaba de perder su lugar en los dieciseisavos de final de la Europa League nada menos que en Old Trafford ante el Manchester United. Los equipos rivales y la prensa española, en su gran mayoría, estudian ahora con lupa cada uno de los títulos conseguidos por el Barcelona desde 2001 hasta 2018, a partir de las sospechas por las posibles influencias que pudo manejar en este período.
La “mejor Liga del mundo”, con serios problemas de imagen: en momentos en los que la Liga busca recursos económicos para tratar de pelear el liderazgo ante la Premier League inglesa, abriendo nuevos mercados y cambiando horarios de la TV para llegar a más lugares, y con un estricto control administrativo a los clubes de Primera y Segunda para que emprolijen sus cuentas, la difusión de este escándalo del Barcelona le genera un daño que necesitará mucho tiempo de reparación si no se toman medidas ejemplificadoras y con celeridad. La sospecha por los arbitrajes es generalizada, a lo que se suma que el Comité Técnico (CTA) tampoco se expidió ni pidió ninguna investigación, echando un extraño manto de silencio.
Los antecedentes de Enríquez Negreira: el reconocido periodista Alfredo Relaño, ex director del diario deportivo “As” y ex jefe de Deportes de “El País”, recordó que la UEFA estableció que en 1984, el Anderlecht de Bélgica pagó al árbitro español Emilio Guruceta, a través de su presidente Constant Vanden Stock (célebre industrial, propietario de la cervecera “Stock”), un millón de francos (3 millones de pesetas) para dar vuelta el resultado de la Copa UEFA ante el Nottingham Forest, que perdió 2-0 en la ida. El pago se hizo a través de un intermediario, Jan Elst. El dirigente, presionado y extorsionado por el agente, confesó trece años después, en 1997. El Anderlecht se impuso 3-0 en la vuelta con un penal demasiado irreal: el delantero local Brylle pasó a medio metro del defensa inglés Swain y se tiró al piso. Guruceta estaba cerca y cobró penal. Los dos jueces de línea, en ese partido, fueron Crespo Aurré y un tal Enríquez Negreira, que declararon que todo aquello era una fantasía.
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