La Fiscalía General de la República (FGR) de México informó este lunes que han sido capturadas siete personas por la masacre de la familia LeBarón, ocurrida el 4 de noviembre en Bavispe, estado de Sonora.
En un comunicado de prensa, la FGR informó que el pasado jueves 26 de diciembre detuvo a tres personas por su probable responsabilidad en el caso de delincuencia organizada con la finalidad de cometer delitos contra la salud, con lo que suman ya siete detenidos por el asesinato de nueve personas, de las que seis eran menores de edad y tres mujeres.
La Fiscalía General de la República informó que se trata de Fidel ‘V’, Juan Carlos ‘V’ y Javier ‘C’. Pese a no proporcionar más información, el nombre de Fidel coincide con lo revelado por el alcalde de Janos (Chihuahua), Sebastian Efraín Pineda, quien informó la semana pasada sobre la detención de Fidel Alejandro Villegas Villegas, director de Seguridad Pública en la localidad.
Las autoridades mexicanas apuntan a que Villegas Villegas sería un elemento activo del cártel de La Línea, organización a la que el Gobierno mexicano ha señalado como posible perpetrador de la masacre contra los LeBarón, una familia mormona con doble nacionalidad mexicana y estadounidense.
A los detenidos se les dictó prisión preventiva y un juez de control concedió cuatro meses para desarrollar la investigación complementaria.
Las consecuencias del caso
A principios de diciembre, las familias LeBarón y Langford se reunieron con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, e integrantes de su gabinete de seguridad, para conocer los resultados de la investigación sobre la masacre.
«Estamos contentos de los avances de la investigación, aunque está a medias, pero no podemos expresar [lo que nos informaron], está peligroso para nosotros mismos», declaró a medios locales Adrián LeBarón, al salir del Palacio Nacional, en Ciudad de México.
La masacre de la familia LeBarón provocó la reacción de Washington. El presidente estadounidense, Donald Trump, ofreció al país vecino apoyo con armamento para librar juntos una «guerra» contra los cárteles de la droga.
No obstante, López Obrador respondió que su Administración no coincide con ese planteamiento. «No va de acuerdo con nuestras convicciones. Lo peor que puede haber es la guerra», añadió.