Apostaron todo por ofrecerle a su hija una vida digna sin carencias. Lo apostaron y lo perdieron. El miércoles por la tarde, entregan los cuerpos del migrante salvadoreño y su bebé de 1 año y 11 meses, que murieron abrazados en río Bravo, al intentar cruzar a los Estados Unidos, buscando una mejor vida. este día a las 10:00 a.m. ( 9 de la mañana de El Salvador) , sus cuerpos viajarán de regreso a El Salvador.
Con el dolor a flor de piel, y la negación de haber perdido lo único que le quedaba, Tania, esposa y madre de los fallecidos recibió los cuerpos del joven migrante salvadoreño, Óscar Alberto Martínez Ramírez y su bebé Valeria, que serán trasladados al mismo lugar del que huyeron hace meses en busca de una mejor vida.
“La esposa está inconsolable, lo único que quiere es que le den los cuerpos de su esposo y su hija para poder regresarse a El Salvador y poder darles cristiana sepultura”, expresó Enrique Maciel, delegado regional del Instituto Tamaulipeco del Migrante.
El funcionario destacó que la joven migrante ha recibido atención psicológica, para afrontar la muerte de su familia.
Asimismo, después de un Tuit que familiares de los migrantes publicaron, en el que lamentaban el costo no podían cubrir y que tenían que hacer por el traslado de los cuerpos (8 mil y 7 mil pesos por cada cuerpo), fueron apoyados por la cancillería de El Salvador, cuya sede se encuentra en Nuevo León.
Terminó su sueño
La familia integrada por Óscar Alberto Martínez Ramírez, su esposa Tania Ávalos y su hija Valeria, terminaron con la búsqueda del sueño americano, cuando el migrante salvadoreño y su bebé murieron ahogados en Río Bravo. La imagen de los dos abrazados sin vida en la orilla del río dio la vuelta al mundo y causó indignación y coraje.
La madre de la pequeña Valeria presenció cómo su familia moría ahogada por la furia del caudaloso río. Ella había sido rescatada previamente, pero su esposo e hija no corrieron con la misma suerte.
La familia permaneció junto a otros migrantes en un campamento en el puente Puerta México en Matamoros, esperando su cita para hacer la solicitud de asilo en Estados Unidos. Pero la desesperación los sobrepasó, y decidieron cruzar la frontera por su propia cuenta, en una arriesgada travesía atravesando el río Bravo.
Fue el domingo pasado que decidieron hacerlo. Tania narró que su esposo, el joven migrante salvadoreño, cargó a su bebé Valeria, y lograron cruzar el río. Pero una vez estando del otro lado, dejó a su bebé en la orilla y regresó por su esposa, y la pequeña Valeria, lo siguió y se metió de nuevo al agua.
Fue entonces que él regresó a salvarla, sin embargo, la corriente y una mala jugada del destino, los arrastró por el río ante la mirada de desesperación de Tania, quien no pudo hacer nada para evitar que su única hija y su esposo perdieran la vida.
Tania solicitó ayuda a las autoridades, quienes iniciaron una exhaustiva búsqueda de 12 horas, para encontrarlos a 500 metros de donde fueron vistos por última vez, abrazados, padre e hija, sin vida.
Tania regresa a El Salvador sin su esposo, sin su hija, y sin el sueño de tener una mejor vida junto a ellos.
Una de las tragedias más tristes de los que se aventuran a emigrar al paraíso falso tiene que ser de origen salvadoreño. Ojalá esto ilumine a los salvadoreños, y dejen de ver a Estados Unidos como alternativa a los problemas económicos.
Respeto la pérdida de dos vidas. Pero me opongo al circo mediático. Día a día mueren Salvadoreños a manos de connacionales y a eso ya nos insensibilizamos. Eliminemos las causas de la migración ilegal.