Un hombre de 63 años fue condenado a cadena perpetua en EEUU por secuestrar a su hijastra, recluirla durante dos décadas y abusar sexualmente de ella, convirtiéndose en el padre de sus nueve hijos.
Henri Michelle Piette secuestró a Rosalynn McGinnis en la ciudad de Poteau,Oklahoma, en 1997. Ella solo tenía 12 años. Tras raptar a la menor, huyó a México, y viajó cada cierto tiempo por el país latino y por distintos puntos de EE.UU. para evitar que las autoridades lo rastrearan.
Días antes, la madre de McGinnis, víctima de violencia doméstica, había puesto punto final a tres años de relación con Piette. La ruptura enfadó al acusado, que capturó a la menor en la escuela y escapó con sus otros tres hijos. Durante sus 19 años en cautiverio, Rosalynn McGinnis sufrió abusos diarios. A los 13 años, el acusado la obligó a casarse con él en una ceremonia ilegal. Después, tuvieron nueve hijos.
En el año 2016, a la edad de 31, Rosalynn se armó de valor y decidió escapar del domicilio en el que estaba recluida, en México. Tres años después de recuperar su libertad, quiso abandonar el anonimato y concedió una entrevista al medio estadounidense KHSB.
«Estaba asustada y tan confundida, ni siquiera sabía lo que estaba pasando», contó la víctima.
«Si miro atrás y veo lo que me ocurrió, ni siquiera entiendo cómo alguien puede hacerle algo así a un niño. Lo que él me hizo a mí», añadió McGinnis.
Piette fue condenado la semana pasada y enfrenta una vida en prisión, después de que lo encontraran culpable de secuestro y de viajar por el país con el intento de agredir sexualmente a una menor. Según indicó el FBI, durante las dos décadas que McGinnis pasó secuestrada, vivieron en Texas, Montana, Idaho, Nuevo México, Arizona y México. El agresor llegó incluso a regresar a Oklahoma solo para obligarla a escribir cartas y hacer creer a la policía que nunca habían abandonado el estado.
«La víctima sufrió horribles abusos durante dos décadas por parte del acusado. Su coraje le permitió escapar y rescatar a sus niños y permitió a los investigadores y a los fiscales buscar justicia para ella», exclamó tras la sentencia Brian J. Kuester, que ejerce como Fiscal de los EEUU para el Distrito Este de Oklahoma.
«Finalmente, su coraje terminó con la tiranía. Sé que este veredicto no puede curar las innumerables heridas infligidas por el acusado, pero debería evitar que inflijan más»,añadió J. Kuester.
Increíble pero lo importante es que se hizo justicia. Lastima que no pudo o quiso huir antes.