A unos 2.000 años luz de la Tierra, astrónomos de la Universidad de Boston (EE.UU.) detectaron en movimiento rápido una estrella conocida como LP 40-365. Pero, técnicamente, ese objeto cósmico no es ya una estrella. Son remanentes de enanas blancas masivas que han sobrevivido, en trozos, a la gigantesca explosión de una supernova. Ahora esos fragmentos se mueven hacia un borde de la Vía Láctea, y a una velocidad tan grande que en cierto tiempo abandonarán el disco galáctico.
«Esta estrella se mueve tan rápido que es casi seguro que abandone la galaxia […] Se desplaza a casi 3,2 millones de kilómetros por hora», dijo JJ Hermes, profesor asistente de astronomía de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Boston (EE.UU.) y autor principal de un nuevo estudio sobre LP 40-365, publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters.
La LP 40-365 pertenece a un tipo único de estrellas de movimiento rápido, que no solo están entre las más veloces conocidas por los astrónomos, sino también son de las más ricas en metales. Mientras que estrellas como nuestro Sol están compuestas de helio e hidrógeno, aquella que haya sobrevivido a la explosión de una supernova estará principalmente integrada por material metálico.
Hermes y su equipo utilizaron datos del telescopio espacial Hubble y del telescopio TESS de la NASA, que se dedica a la búsqueda de exoplanetas, para observar más de cerca el remanente estelar. Según sostienen, nuevas observaciones de esta «metralla estelar» podrán proporcionar más datos sobre otras estrellas con pasados similares.
Al analizar los datos, los científicos descubrieron que la LP 40-365 no solo está siendo catapultada fuera de la galaxia, sino que también está girando sobre sí en el camino, cambiando su brillo cada nueve horas. Para un fragmento de estrella que ha sobrevivido a una explosión de supernova, puede considerarse una velocidad extrañamente lenta.
Debido a esa velocidad de rotación relativamente baja, los investigadores estiman que la LP 40-365 se originó en un sistema binario de dos enanas blancas muy densas, una de las cuales absorbió masa de su compañera antes de explotar. En otras palabras, Hermes y su equipo sugieren que lo que han observando es una «metralla» de fragmentos de la estrella, que se habría autodestruido en una explosión de supernova después que su compañera la alimentara con demasiada masa. El astrónomo indicó que «lo que estamos viendo son los subproductos de las violentas reacciones nucleares que se producen cuando estalla una estrella».