La ministra de Deportes de Francia, Roxana Maracineanu, ha anunciado que se exigirá el certificado de vacunación contra el covid-19 para asistir a las actividades sociales, incluido los espectáculos deportivos, con lo que el tenista serbio Novak Djokovic no podría participar en el torneo de Roland Garros.
Previamente, el Parlamento francés había aprobado un proyecto de ley, que estipula la obligatoriedad de dicho documento. Luego de que «se promulgue la ley, será obligatorio para entrar en los espacios ya sometidos al pasaporte sanitario (estadios, teatros o salones) para el conjunto de los espectadores, de los practicantes, de los profesionales, franceses o extranjeros», escribió Maracineanu en su cuenta de Twitter.
En un mensaje en su cuenta de Twitter, Maracineanu constató que se ha adoptado ese certificado sanitario, de forma que “desde que se promulgue la ley, será obligatorio para entrar en los espacios ya sometidos al pasaporte sanitario (estadios, teatros o salones) para el conjunto de los espectadores, de los practicantes, de los profesionales, franceses o extranjeros”.
La ministra aprovechó para agradecer al movimiento deportivo su acción de “convicción de los últimos y pocos no vacunados” e insistió en que unos y otros tienen ahora intención de trabajar juntos para “preservar las competiciones” y promover el pasaporte de vacunación “a nivel internacional”.
Había sido la misma Maracineanu la que el pasado 7 de enero, en pleno contencioso político y judicial en Australia por la presencia de Djokovic pese a su negativa a vacunarse, había señalado que el serbio sí podría participar en Roland Garros, programado entre finales de mayo y comienzos de junio.
La responsable francesa de Deportes argumentó entonces que Francia aplicaría una excepción a la obligación del certificado de vacunación a los deportistas en las competiciones internacionales, de forma que no se les aplicaría la nueva normativa francesa y podrían competir incluso sin estar inmunizados.
Lo justificó con el argumento de que en las competiciones internacionales rigen los “protocolos obligatorios impuestos por las federaciones” que, según dio a entender, estarían por encima de la normativa francesa.
Hay que tener en cuenta que, a diferencia de lo que ocurre en Australia, para entrar en Francia no hay que tener la pauta completa de vacunación imperativamente. Se puede llegar al país con un pasaporte sanitario que pruebe disponer de un test negativo en su lugar.
No obstante, el proyecto de ley sobre el certificado de vacunación que debe entrar en vigor a finales de esta semana (está todavía pendiente de un recurso ante el Consejo Constitucional) va a imponerlo para tomar algo en un bar o en un restaurante, para ir al cine, a un espectáculo o a un estadio, pero también para utilizar los transportes públicos de larga distancia (autobuses, trenes, aviones o barcos).