Un chica solo desea poder hacer bien su rutina de ejercicios pero esto le resulta difícil, pues está en un gran nivel de dificultad al tener que ejercitarse con su perro a un lado.
Esto le es casi imposible pues el can se atraviesa o se sube encima, incluso se le acerca con una manta para recostarse junto a su dueña, la mujer aunque siente ternura por el gesto, continua con lo que hace.
Al final termina su entrenamiento a pesar de las insistencias de su mascota para querer jugar, sin lugar a dudas el amor y el cariño de los animales no conoce de espacio personal.