Durante los primeros meses de vida, los bebés tienen la capacidad de responder a todo tipo de melodías, incluso antes de que a una comunicación verbal.
Los sonidos musicales suaves, por ejemplo, son muy relajantes para los pequeños. En el caso de los niños prematuros que no pueden dormir un sonido suave que imite el latido del corazón de la madre para tranquilizar al menor.
Para Víctor Maojo, autor del libro Cerebro y Música, de la Colección de Neurociencia de Colombia escribió para el periódico El Tiempo, existen diversas teorías sobre la íntima relación que tiene el desarrollo del cerebro humano con la música. Algunas de estas se dieron porque al estudiar la respuesta del cerebro a la música, las áreas claves que se ven involucradas son las del control y la ejecución de movimientos.
Además, Maojo explica que la música está considerada entre una de las acciones que mayor placer causa. Esto se debe a que libera dopamina en el cerebro, como también lo hacen la comida, el sexo y algunas drogas.
Estos estímulos son generados en el circuito cerebral subcortical en el sistema límbico, el sistema formado por estructuras cerebrales que gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Los estudios, que pueden consultarse en este volumen, muestran una activación ante los estímulos mencionados y revelan un importante solapamiento entre las áreas, lo que sugiere que todos activan un sistema en común, en este caso, la música.
La música está considerada entre una de las acciones que mayor placer causa. Esto se debe a que libera dopamina en el cerebro, como también lo hacen la comida, el sexo y algunas drogas
A su vez, las investigaciones revelan que existen circuitos, en la corteza cerebral que están involucrados en la percepción, codificación, almacenamiento y en la construcción de los esquemas abstractos que representan las singularidades de las experiencias musicales previas a lo largo de la vida. Así mismo, se ven interferidas por la creación de expectativas y su posible violación es clave para una respuesta emocional.
Por otra parte, Maojo explica la relación de la música con el lenguaje. Pues el procesamiento del lenguaje, así como el de la música, son funciones que pueden ser procesadas por los hemisferios derecho e izquierdo. Evidencia reciente sugiere un procesamiento compartido entre el lenguaje y la música a nivel conceptual.
Además, la música parece ofrecer un nuevo método de comunicación arraigada en emociones en lugar del significado tal como lo entiende el signo lingüístico. Las investigaciones muestran que lo que una persona siente cuando escucha una pieza musical es muy similar a lo que experimenta otra gente en el mismo lugar.
Por esta razón, las melodías, en muchos de los casos, pueden trabajar en beneficio individual, al modular el estado de ánimo e incluso la fisiología humana, de manera más eficaz que las palabras. La activación simultánea de diversos circuitos cerebrales producida por la música parece generar algunos efectos notables: en lugar de facilitar un diálogo en gran medida semántico, como hace el lenguaje, la melodía parece mediar un diálogo más emocional.