Darren Burns, un hombre discapacitado, con obesidad y otros limitantes problemas de salud, asegura atravesar por un «profundo estado de ansiedad y desesperación» después de que una compañía de vivienda se negara a adecuar la puerta trasera de su casa para que sea más grande y él pueda salir a su jardín.
El hombre de 48 años de edad teme que, si ocurre un incendio, él quedaría atrapado. Sin embargo, la asociación de vivienda no ha respondido a su demanda.
Darren tiene obesidad debido a que un trastorno de cadera que ha sufrido toda la vida reducía su movilidad. Asimismo, fue diagnosticado con artritis a los 13 años de edad y su condición se deterioró luego de que sufriera un accidente de auto hace dos años y medio, lo cual dio paso a que quedara sujeto a una silla de ruedas.
El hombre dice que no ser capaz de salir a su jardín ha vuelto su vida miserable y lo hace sentir como un prisionero en su propia casa.
Darren se mudó a esa propiedad en marzo del año pasado luego de quedar sin hogar.
Para adaptar la vivienda a sus necesidades, la organización Lincolnshire Housing Partnership (LHP), dueña de la propiedad, amplió la puerta de la entrada y las puertas de interiores. Sin embargo, la puerta trasera sigue siendo inaccesible para Darren.
LHP asegura que realizó una formal e independiente investigación, además de una evaluación de seguridad con respecto a posibles incendios, y llegó a la conclusión de que era innecesario realizar tales ajustes.
A Darren Burns se le indicó que la autoridad solo es responsable de «proveer una sola salida», pero él asegura que algunas personas “obtienen dos”.
Lo único que quería era ser instalado y arreglado. Ellos hicieron la casa 90 por ciento perfecta, pero lo que no hicieron fue un sistema de acceso a las puertas», externó Burns.
El hombre asegura intentar desesperadamente bajar de peso, y dice que ha perdido casi 23 kilos desde que toma un medicamento para la diabetes, padecimiento que le fue diagnosticado el año pasado.
Asimismo, Darren expone que siente que es discriminado por su peso y asegura que, si él tuviera otra discapacidad, le habrían dado mayor prioridad. Explica que el no poder salir a su jardín ha empeorado su depresión y que muchas organizaciones lo han avergonzado por su obesidad en lugar de ayudarlo.
Que le pregunte a los de los restaurantes, que cuando la persona pide un vaso grande de bebida, le dicen al cliente: !AH LO QUIERE AGRANDADO!!!, quiza ellos puedan agrandarle la puerta tambien