El Castillo de Hurst, un fuerte de artillería del siglo XVI construido por el rey Enrique VIII de Inglaterra, ha sufrido daños en su estructura luego de que una sección de sus muros se derrumbara este viernes, pocos días antes de iniciarse los trabajos de reparación y restauración.
Ubicado en la costa sur de Inglaterra a poco más de un kilómetro de la isla de Wight, que se levanta al otro lado del estrecho de Solent, el monumento fue víctima esta semana de una tormenta marítima que al parecer debilitó aún más los cimientos de su ala este, recogen medios locales.
Desde English Heritage, una organización benéfica que gestiona el castillo, señalan que hasta antes de la tormenta del pasado 23 de febrero «no había señales de ningún problema estructural importante», pero las inclemencias meteorológicas exacerbaron los problemas subyacentes. Asimismo, confirmaron que el colapso no dejó heridos, ya que sitio no estaba abierto al público en ese momento, y que ingenieros están evaluando los daños y planificando las obras de reconstrucción.
En dialogo con la BBC, Rob Woodside, del equipo directivo de English Heritage, subrayó que lo ocurrido ha sido «un golpe devastador» para ellos, no solo por la importancia histórica del fuerte, sino porque el monumento «es el lugar más desafiante y difícil de proteger» de todos los que apadrina la organización. Su posición vulnerable lo deja expuesto a la erosión del viento y a las olas del mar y, según Woodside, el cambio climático ha hecho más frecuentes las tormentas y ha provocado el aumento en el nivel del agua, por lo que el castillo corre aún mayor riesgo de sucumbir.
Construido entre 1541 y 1544 con el propósito de defender la zona costera de Inglaterra de las invasiones procedentes de Francia y el Sacro Imperio Romano Germánico, el Castillo de Hurst fue una de las fortalezas de artillería más avanzadas de Inglaterra. Fue utilizado como prisión de importantes personajes del siglo XVII, incluido Carlos I de Inglaterra. Más tarde, en los siglos XIX y XX, jugó un papel defensivo en las Guerras Napoleónicas hasta la Segunda Guerra Mundial. En 1956 dejó de ser un fuerte, pasó a manos del Ministerio de Obra y posteriormente, en 1983, English Heritage asumiría su control.
