Este miércoles se celebró en Nueva York un juicio penal por la posesión de las letras manuscritas de Hotel California y otros hits de los Eagles. Tres hombres fueron acusados de conspirar para impedir que el cofundador y compositor del grupo, Don Henley, recupere documentos supuestamente mal habidos. El juicio se refiere a unas 100 páginas de borradores con las letras de las canciones del álbum Hotel California, publicado en 1976 y el tercero más vendido de la historia en Estados Unidos.
El marchand de libros raros Glenn Horowitz, el conservador del Salón de la Fama del Rock and Roll Craig Inciardi y el vendedor de recuerdos Edward Kosinski se enfrentan a cargos que incluyen conspiración para poseer propiedad robada. “Los acusados no eran hombres de negocios que actuaban de buena fe, sino delincuentes”, dijo el fiscal del distrito de Manhattan, Nicholas Penfold, en su declaración inicial. Dijo que “engañaron y manipularon para intentar frustrar” los esfuerzos de Henley por recuperar unos manuscritos que le pertenecían por derecho.
Los acusados, muy conocidos en el mundo del coleccionismo, se han declarado inocentes. Sus abogados han dicho que el caso “alega criminalidad donde no la hay y empaña injustamente la reputación de profesionales muy respetados”.
Los documentos incluyen letras en desarrollo para las canciones “Life in the Fast Lane”, “New Kid in Town” y, por supuesto, ”Hotel California”, la misteriosa historia musical de más de seis minutos de duración sobre los tejemanejes de un lugar acogedor, decadente pero oscuro en última instancia, donde “puedes marcharte cuando quieras, pero nunca puedes irte”.
Aunque algunos la tachen de artefacto sobreexpuesto de los años 70, la canción ganadora de un Grammy sigue siendo una apuesta ganadora en las radios de rock clásico y en muchas playlists de millones de personas. La empresa de datos de entretenimiento Luminate contabilizó más de 220 millones de streams y 136.000 reproducciones radiofónicas de ”Hotel California” en Estados Unidos durante 2023.
El caso se presentó en 2022, una década después de que algunas de las páginas empezaran a salir a subasta y Henley se diera cuenta. El músico compró parte del material por 8.500 dólares, pero también denunció el robo de los documentos, según consta en los registros judiciales. En aquel momento, las letras de las canciones estaban en manos de Kosinski e Inciardi, que se las habían comprado a Horowitz. Éste se las había comprado en 2005 a Ed Sanders, escritor y figura de la contracultura de los años 60 que trabajó con los Eagles en una biografía de la banda que se archivó a principios de los ochenta. Sanders, que también cofundó el grupo de rock vanguardista The Fugs, no está imputado en el caso y no ha respondido a un mensaje telefónico en busca de comentarios al respecto.
Sanders dijo a Horowitz en 2005 que el asistente de Henley le había enviado por correo todos los documentos que quería para la biografía, aunque al escritor le preocupaba que Henley “pudiera molestarse” si se vendían, según los correos electrónicos relatados en la acusación. Pero los fiscales de Manhattan afirman que, en cuanto los abogados de Henley comenzaron a hacer preguntas, Horowitz, Inciardi y Kosinski maniobraron para conseguir y difundir un historial de propiedad legalmente viable para los manuscritos.
Según la acusación, Inciardi y Horowitz ofrecieron versiones cambiantes de cómo Sanders obtuvo los documentos. Las explicaciones variaron durante los cinco años siguientes, desde que Sanders los encontró abandonados en un camarín hasta que el escritor los obtuvo del cofundador de los Eagles, Glenn Frey, fallecido en 2016.
Los correos electrónicos muestran algunas aportaciones y el asentimiento por parte de Sanders, pero al parecer también prueban que se opuso al menos. a la historia de haber “encontrado” los originales. En mensajes que no lo incluían, Horowitz escribió sobre cómo dar forma a la “explicación” de Sanders en un comunicado y cómo brindarle un “trato amable” y garantías de que “no iba a ir a la cárcel”, según la acusación.
La acusación no muestra a Kosinki participando en las idas y venidas con Sanders. Pero Kosinki remitió una de las diversas explicaciones al abogado de Henley, y luego dijo a una casa de subastas que el rockero no tenía “ningún derecho” sobre los manuscritos, dice la acusación. También pidió a los subastadores que no informaran a los posibles oferentes de la disputa sobre la propiedad.
Los abogados de los acusados han dicho que Sanders tenía la posesión legal de los documentos, al igual que los hombres que los compraron posteriormente. “Las pruebas demostrarán que no hubo robo”, dijo el abogado de Horowitz, Jonathan Bach, en su declaración inicial. Argumentó que los correos electrónicos sobre la fuente de los documentos no eran esfuerzos sospechosos para cubrir huellas, sino más bien un intento de Horowitz e Inciardi para obtener “una simple declaración de Ed Sanders para refutar una acusación que saben que carece de fundamento.”
Los abogados de la defensa han indicado que planean cuestionar la claridad con la que Henley recuerda sus tratos con Sanders y las hojas de letras en una época en la que la estrella del rock vivía una época de excesos. “Sus actitudes actuales, como hombre de negocios maduro, de éxito y mayor, respecto a los materiales que ayudó a componer y crear hace casi 50 años son muy diferentes de las actitudes que tenía en su juventud, cuando era mucho más despreocupado”, dijo Bach.
“Hotel California”, un viaje musical que definió una era
Lanzado el 8 de diciembre de 1976, Hotel California -el quinto álbum de estudio de The Eagles- es un un hito en la historia del rock. Este disco, concebido en el Criteria Studios en Miami, Florida, y el Record Plant Studios en Los Ángeles, California, marcó un antes y un después en la carrera de la banda y en el panorama musical de la época.
La génesis de Hotel California” se encuentra en la ambición artística de la banda por superar sus trabajos anteriores, buscando una mayor profundidad lírica y musical. Don Henley y Glenn Frey, miembros fundadores de The Eagles, lideraron el proceso creativo, enfocándose en temáticas que exploraban la decadencia del sueño americano, la pérdida de la inocencia y los excesos del estilo de vida californiano de los años setenta. La canción que da título al álbum, “Hotel California”, es un testimonio de esta visión, ofreciendo una narrativa cautivadora sobre el materialismo y el hedonismo, envuelta en metáforas que han alimentado diversas interpretaciones a lo largo de los años.
La grabación estuvo marcada por la meticulosidad y el perfeccionismo. La banda, junto con el productor Bill Szymczyk, dedicó muchas horas a la experimentación sonora, buscando la perfección en cada acorde y armonía. Este esfuerzo se refleja en la complejidad de las composiciones y en la calidad de la producción, que estableció nuevos estándares en la industria musical.
La repercusión luego de la publicación de Hotel California fue inmediata y abrumadora. El álbum alcanzó el primer puesto en las listas de Billboard, consolidando a The Eagles como una de las bandas más importantes de su tiempo. Con más de 32 millones de copias vendidas a nivel mundial, se convirtió en uno de los discos de rock más vendidos de la historia.
Más allá de su éxito comercial, Hotel California es reconocido por su influencia en la música y la cultura popular. Ha sido objeto de estudio en academias de música, análisis literarios y documentales, que buscan desentrañar las capas de su compleja narrativa y producción. La revista Rolling Stone lo posicionó en el número 37 de su lista de “Los 500 mejores álbumes de todos los tiempos”, reafirmando su estatus icónico.