El 20 de julio de 1973, Bruce Lee, una de las mayores estrellas de la historia de las artes marciales, murió a los 32 años de edad. La causa oficial de su muerte fue un edema cerebral. Sin embargo, dado su espléndido estado de salud y la dificultad para establecer qué pudo causar dicho edema, ha habido multitud de teorías de la conspiración alrededor de su fallecimiento. Ahora, en cambio, un equipo de científicos de la Fundación Jiménez Díaz ha señalado una nueva hipótesis que resulta de lo más irónica. Y es que, según ellos, el actor y karateka pudo morir por beber demasiada agua.
Sí, la persona que se hizo famosa por difundir la filosofía del “be water, my friend” (“sé agua, amigo mío”), pudo morir precisamente por consumir demasiado de ese precioso líquido en el que nos animaba a convertirnos metafóricamente.
No es una teoría confirmada, pero sí una hipótesis que cuadra bastante bien, tanto con lo que se detectó en la autopsia como con algunos de los hábitos de Bruce Lee en el tiempo previo a su muerte. Lo cierto es que, dadas las teorías que habían surgido, puede parecer incluso demasiado simple. Pero a veces las respuestas se encuentran precisamente dejando a un lado las complejidades.
La misteriosa muerte de Bruce Lee
En mayo de 1973, durante una sesión de doblaje, Bruce Lee comenzó a sentirse mareado, por lo que fue al baño a refrescarse. Al ver que tardaba en regresar, algunos de sus compañeros corrieron a buscarle y le encontraron desmayado en el suelo. Fue trasladado rápidamente al hospital, donde se le diagnosticó un edema cerebral y se le trató con manitol. Pronto recuperó el conocimiento y, aunque tardó unos días en estar bien por completo, no quedaron secuelas.
Aun así, ese mismo mes se sometió a un chequeo completo con resultados muy positivos. Los médicos que le trataron le aseguraron que tenía un organismo equivalente al de un joven de 18 años, a pesar de que se encontraba cerca de los 33. No obstante, se le recetó un fármaco que calma la actividad cerebral para evitar que volviera a producirse otro edema.
No volvió a encontrarse mal, por lo que Bruce Lee retomó su vida normal de rodajes y entrenamiento. Y fue precisamente cuando se encontraba planeando otra película,Game of Death, cuando llegó su fin. Se había desplazado a la casa de la actriz Betty Ting Pei para discutir algunos de los pormenores del guion. Allí, comenzó a sentir un súbito dolor de cabeza, por lo que ella le proporcionó Equagesic, un fármaco analgésico compuesto por aspirina y un ansiolítico llamado meprobamato. Poco después de tomarlo, el actor cayó rendido, por lo que su compañera decidió dejar que descansara.
Así lo refirió al productor Raymond Chow, cuando este llamó para preguntar por qué Bruce Lee no había acudido a una cena que tenían programada. Ella aseguró que prefería no despertarlo. Sin embargo, dada la insistencia de este, se acercó a donde se encontraba durmiendo para despertarle. Pero no lo consiguió. Estaba en coma. Rápidamente, llamó a una ambulancia que le llevó al hospital, donde intentaron reanimarle, pero no lo consiguieron. La estrella de las artes marciales había fallecido.
Teorías sobre el fallecimiento de Bruce Lee
Bruce Lee tenía algunos enemigos, por lo que no faltaron las teorías conspirativas sobre un posible asesinato. Sin embargo, la mayoría de hipótesis apuntan en realidad a los problemas de salud que pudieron llevar a ese inesperado coma.
La autopsia reveló que había padecido un edema aún más intenso que el de mayo. De hecho, su cerebro se inflamó muchísimo, hasta casi no caber en el cráneo. Pasó de los 1.400 gramos que este órgano suele pesar de media, a 1.575 gramos.
Inicialmente, se pensó que pudiera ser una reacción alérgica a alguno de los componentes del Equagesic. Posiblemente el ansiolítico. Sin embargo, esta hipótesis fue desechada, ya que una reacción alérgica habría ido mucho más allá del edema cerebral. También habría causado otros síntomas como inflamación de la cara y el cuello y dificultad para respirar. Y la única testigo de los momentos previos a su muerte aseguró no haber visto nada parecido. Además, él ya se encontraba mal antes de tomar el fármaco. Por eso lo tomó, de hecho.