A pesar de haber naufragado hace 160 años, en plena guerra civil estadounidense, frente a las costas de Carolina del Norte, el primer acorazado a vapor de EE.UU., el USS Monitor, se mantiene en extraordinarias condiciones de conservación, informó recientemente la Fundación Global para la Exploración de los Océanos.
Según detalló la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés), el antiguo navío fue inspeccionado durante una expedición a un sitio conocido como el ‘Cementerio del Atlántico’, en donde se calcula que hay cerca de 2.000 naufragios, de los cuales el del USS Monitor es el más antiguo y de mayor valor histórico.
El buque, indican los historiadores, fue construido casi exclusivamente en hierro y contaba con un cinturón de blindaje de 1,5 metros de altura y 15 centímetros de grosor que rodeaba la línea de flotación para protegerlo durante la batalla. Además, tenía una torreta giratoria, la primera en su tipo, equipada con dos cañones de 11 pulgadas.
De acuerdo con el organismo, la embarcación, que zozobró en la víspera de año nuevo de 1862, fue descubierta en 1973 por investigadores de la Universidad de Duke a una profundidad de unos 70 metros. Desde entonces ha sido objeto de diversos estudios, incluido uno realizado en 2002, en el que fue necesario intervenirlo para retirar la «preciada torreta y otros artefactos, para su conservación».
El USS Monitor, señalan las fuentes, se hundió en el cabo Hatteras, a unos 25 kilómetros de la costa de Carolina del Norte, debido al fuerte oleaje. «Las olas crecían y el viento soplaba. Con cada balanceo, las ondas de choque destrozaban a la tripulación y el casco del pequeño barco […] Se produjeron fugas que inundaron los motores y redujeron la presión del vapor necesario para la propulsión […] La torreta era la única escotilla de escape y cuando los hombres intentaron lanzarse por la cubierta, muchos de ellos fueron arrastrados hacia lo desconocido por las traicioneras olas», recuenta la NOAA en un informe.
Tane Renata Casserley, coordinadora de protección de recursos y permisos en el Santuario Marino Nacional Monitor de la NOAA, dijo al medio McClatchy News que el buque se encuentra en un estado «asombroso después de haber permanecido en el fondo marino durante 160 años y haber resistido a todas las condiciones ambientales de cabo Hatteras, incluyendo corrientes extremadamente fuertes y huracanes».