El 26 de julio pasado comenzó, para los mayas, un nuevo año, y lo hizo bajo el sello Luna Cósmica Roja. Estos pueblos indígenas mesoamericanos que vivieron hace tres mil años atrás contaron con grandes astrónomos; de hecho, la comprensión que tenían acerca de los astros siguen sorprendiendo a los científicos. Esta sabia cultura realizó una medición del tiempo basada en cálculos matemáticos complejos que sincronizaban ciclos biológicos, culturales y galácticos.
El tzolkin
El llamado «sincronario maya», denominado «tzolkin», en lengua maya significa «cuenta ordenada de los días», es un sistema armónico y complejo de medición. En él se basan los clásicos «horóscopos mayas» que se pueden consultar en las redes y en Internet. A partir del año 2000 -tal vez un poco antes- hubo unboomen en el estudio y reinterpretación de esta rueda.
Las principales unidades de este calendario son «la cuenta larga», el «calendario ritual» (tzolkin) y «el calendario astronómico» (haab).
El tzolkin, el más utilizado, está compuesto por 20 sellos o «kines», que van cambiando día a día y reciben una «tonalidad» energética de fondo que se denomina «onda encantada». Cada kin está representado por un «glifo», una imagen icónica. Es común que cuando vamos a visitar las ruinas de Chichén Itzá, uno de los principales sitios arqueológicos de la península mexicana de Yucatán, los «descendientes mayas» nos ofrezcan colgantes con nuestro kin de nacimiento, el cual se puede consultar en sitios de Internet sobre el tema.
Con un kin medían un día, los 28 días lunares o un año de 260 días. También midieron los ciclos del planeta Venus y del Planeta Marte.
El 2012 y «el apocalipsis»
Fue José Argüelles, un doctor en Historia del Arte y estudioso de los mayas, quien popularizó, de la mano de su agrupación «Convergencia Armónica», la creencia de que los mayas anunciaron el fin del mundo para el 21 de diciembre de 2012. Su libro,El factor maya, escrito en el año 2000, fue unbest sellerque popularizó el saber maya y extendió esta teoría apocalíptica que se desparramó por América del Sur a viva voz, boca a boca y llegó hasta a películas de Hollywood.
Especulaciones, rituales colectivos en sitios escondidos, anuncios más o menos catastróficos se anticiparon al fin de ciclo. El cambio de «baktún» (unidad más larga del sistema calendárico maya que equivale a 394 años nuestros) podría traer desde una desolación universal sin retorno, un salto de consciencia o un giro planetario, hasta un cambio general profundo y el comienzo de la Nueva Era. Entre todas esas teoría oscilaron los más creyentes.
Sin embargo, ese anuncio del «fin de ciclo» fue desmentido por otros estudiosos que no encontraron en los escritos mayas correspondencias con nuestro calendario gregoriano, y que hicieron notar que Argüelles no estaba bien asesorado en sus interpretaciones. A medio camino entre la historia real y un conocimiento supuestamente «canalizado», esa polémica continúa hasta el día de hoy.
El día «fuera de tiempo»
Según el libroEncantamiento del Sueño(Lloydine/Argüelles),esos 260 días se adaptaron a nuestro calendario actual «lunarmente», es decir, en base a las 13 lunas anuales que se completan con un día «fuera del tiempo».
Según este calendario, los años galácticos comienzan todos los 26 de julio y terminan los 24 de ese mismo mes. ¿Qué es del 25? Se lo conoce como el «día fuera del tiempo», un día especial de introspección profunda, reevaluación de la vida y conexión con la naturaleza.
El nuevo año bajo la Luna Cósmica Roja
¿En que año estamos actualmente? Esta semana concluimos el año Semilla Cristal Amarilla y comenzamos el año Luna Cósmica Roja. Si el año maya que pasó nos proponía sembrar una nueva forma, para nacer a la esencia en grupo y madurar proyectos desde el deseo, éste nos habla directamente del mundo emocional.
Según Carla Battaglini, facilitadora de calendario maya, la Luna Cósmica «nos lleva a la purificación a través del sentir. Nos desafía a adentrarnos en el ritmo cíclico lunar que todos llevamos dentro. El femenino interior emerge con más fuerza para empoderarse, sanarse, reconociendo las raíces ancestrales que nos dieron a luz. Es recomendable permitir un mayor flujo de las emociones que depuran, liberan, sueltan, alivianan y nos aclaran el panorama».
Animarse a sentir y fluir con la brújula poderosa del alma y del instinto. «Este año nos abre el portal de sanación trascendiendo las formas preconcebidas», agrega.
Por: Clarín