Un equipo internacional de científicos ha descubierto en las nubes de Venus, el planeta más cercano a la Tierra, una sustancia química inesperada. Se trata de la fosfina o PH3, lo que podría indicar la presencia de vida, informaron los autores de un estudio publicado este lunes en la revista científica Nature Astronomy.
El hallazgo fue posible gracias a observaciones con telescopios realizadas en 2017 y 2019. El gas fue encontrado a unos 53-62 kilómetros sobre la superficie de Venus, una zona de una temperatura y presión extremadamente altas.
Según los investigadores, la fosfina detectada «podría originarse a partir de una fotoquímica o geoquímica desconocidas o, por analogía con la producción biológica de PH3 en la Tierra, a partir de la presencia de vida».
Los investigadores intentaron atribuir el misterioso descubrimiento de PH3 en Venus a diversos procesos atmosféricos, químicos y geológicos, incluidos relámpagos, volcanes, viento solar e incluso meteoros. Sin embargo, ninguna de estas posibles fuentes parece ajustarse a lo observado.
«Si ningún proceso químico conocido puede explicar el PH3 en la atmósfera superior de Venus, entonces debe producirse mediante un proceso que antes no se consideraba plausible para las condiciones de Venus», concluyeron los científicos. «Esto podría ser una fotoquímica o geoquímica desconocida o, posiblemente, vida», se indica en el estudio.
Los autores subrayan que la detección de fosfina no puede considerarse como una evidencia sólida de la presencia de vida microbiana en Venus, indicando únicamente que en este planeta ocurren procesos geológicos o químicos potencialmente desconocidos para la comunidad científica.
Para determinar la fuente exacta del PH3 en Venus y demostrar la hipótesis de la presencia de vida en sus nubes los científicos consideran importante llevar a cabo estudios adicionales y, posiblemente, organizar una expedición al planeta para realizar mediciones en el lugar.
Por el momento, la teoría sobre la presencia de vida no parece muy fiable, ya que el ambiente en la atmósfera venusina es «extremadamente deshidratante e hiperacídico» como para albergar organismos vivos, sugieren los científicos.