La montañista Alfa Karina Arrué llegó al país esta semana tras de convertirse en la primera persona salvadoreña en conquistar la cima del Monte Everest, que con sus 8,849 metros sobre el nivel del mar, es considerada la montaña más alta del mundo.
En esta extensa plática, Arrué explica cómo fue su travesía, los problemas que tuvo que afrontar para llegar a la cima del Everest y hace un llamado a todos los salvadoreños para que persigan sus sueños hasta hacerlos realidad.
– ¿Ya dimensionó lo que significa ser la primera salvadoreña en llegar a la cumbre del monte Everest?
Creo que lo estoy procesando, o sea, sí sé lo que hice y al momento de llegar a la cumbre sabía que estaba logrando algo histórico, había luchado mucho por eso y lo había soñado. Había visualizado ese momento, pero todavía lo estoy procesando porque, como la subida implica tantas cosas, tanto riesgo de vida, de muerte y mucha supervivencia. Entonces todo esto le genera a uno muchos sentimientos encontrados. No es como que “ah ya lo hice”, es todo un proceso y todo un tratamiento psicológico bien grande que se tiene en toda la expedición.
-Llevar la bandera de El Salvador a la cima del Monte Evereste ¿qué sensación le generó?
Me sentí como cuando en la escuela le dan a uno la banda para el 15 de septiembre, me sentía como abanderada, me sentía súper feliz de portar la bandera porque literalmente la cargué, eso fue algo muy personal. Yo la cargué desde que salí de aquí de El Salvador, hasta la cumbre y no la saqué de la mochila; yo sabía que esa mochila era la que yo iba a llevar a la cumbre, nunca la saqué de la bolsita donde estaba. Por eso esta bandera ha viajado desde que salí de aquí, por toda la travesía, incluso hasta la base porque llevaba la misma mochila cuando bajé y volvimos a subir y yo decía no, no me tengo que separar de ella.
-Sabíamos que ningún salvadoreño había llegado a la cumbre, pero ¿qué pensó? ¿Qué sintió? ¿Qué dijo?
La verdad es que me siento sumamente privilegiada. Estando en la cumbre me acordé que siempre dije que lo haría por las niñas, por las mujeres, por mis hijos y por el país. Sin duda, esto sirve de mensaje de fe e inspiración para que tratemos de ser mejores cada día. Con mis compañeras de expedición lo hablábamos. Somos muy privilegiados porque incluso a nivel mundial las personas que han podido hacer cumbre en el Everest es menos del 0.000001; son como 5 ceros antes del uno, de la humanidad. Por ejemplo, en México hay alrededor de 10 u 11 personas y aún así es un poquito, en mi caso, soy la única de miles de atletas salvadoreños desde que se instaló la federación. Ese día en particular había mucho tráfico, entonces hacíamos cola para poder llegar y tocar el punto de verdad. Cuando ya me senté busqué la bandera, pero no teníamos para tomarnos fotos ni videos; o sea, para mí personalmente era como que ya sabía que lo había hecho, pero no tenía para tomarme una foto. Por suerte había un sherpa que era amigo del sherpa que iba conmigo y él nos tomó las fotos. Cuando bajamos al Campo Base lo primero que hicimos fue irlo a buscar, ni nos cambiamos, ni nada, fue irlo a buscar, porque necesitábamos nuestras fotos. Por suerte era un teléfono compatible y nos pasó las fotografías por Bluetooth.
-El camino a la cumbre no fue fácil ¿Qué nos puede contar sobre ese recorrido?
Para mí las partes más difíciles siempre fueron saltar las grietas, porque hay grietas que son muy inestables y no se pueden poner las escaleras. Entonces, el sherpa siempre saltaba primero y se ponía del otro lado, porque es tan grande que yo tenía que saltar para que él me pudiera agarrar de la mano y cuando me agarraba de la mano, me jalaba. Cada vez que iba a ser eso, yo decía: tengo que hacerlo por las niñas y las mujeres del país, o también decía por mis hijos; porque de verdad me daba mucho miedo que no me agarrara y caerme. Uno que no tiene una cuerda pero esa cuerda simplemente lo que hace es evitar que uno se vaya al abismo. Pero se pegan grandes golpes que llegan a dejar hasta el cráneo partido, a pesar que uno ocupe casco.
-Usted mencionaba que había visto películas del Everest, pero ¿era como las películas? ¿Era más fácil o más difícil?
Era como una combinación de todo porque hay partes que las ponen en las películas como súper difíciles, como las escaleras, que las hacen ver súper difíciles pero para mí era lo más fácil porque es seguro. Para mí lo más difícil era saltar las grietas o, por ejemplo, había partes en las que siempre habían derrumbes y otra parte que había como agujas de hielo que debíamos pararnos sobre ellas para llegar a un camino seguro. Yo pensaba “ah, esto no sale en las películas”. Hubiera querido que mis ojos fueran una cámara, porque no hay manera de registrar todo lo que uno ve, las cámaras gopro en 10 o 15 minutos se quedan sin batería y las otras cámaras son demasiado pesadas. Por ejemplo, andaba un reportero de la BBC, él andaba un sherpa específico solo para cargar una cámara, porque es un peso demasiado grande para cargarlo solo uno y siempre decía que los momentos que hubiera querido filmar no podía porque era demasiado peligroso. Entonces, si es una combinación porque las partes más feas ni cerca de lo que se ve en las películas.
¿En algún momento pasó por su mente que no iba a lograrlo?
No, solo tenía miedo del clima, siempre estaba rogando que se diera la primera ventana. Tenía miedo porque teníamos solo un día, el 11 y 12,para poder hacer cumbre y de ahí iba a llegar viento. Yo decía “por Dios, que no vaya a ser como el año pasado”, que el viento se adelantó. Sobre mi fortaleza física, siempre súper agradecida con mi cuerpo, súper agradecida de cómo ha respondido a todo y súper orgullosa de verme y compararme con otras personas, yo decía “no me veo tan mal”. Por ejemplo, esta vez del campo 1 al campo 2 resultó ser sumamente fácil porque ya sabía lo del Valle del Silencio, llegué súper rápido, pero veía a otros que se habían tardado 7 o 9 horas y llegaban a ponerse oxígeno y yo llegué así súper fresca, con muchísima energía y me sentía súper bien y decía “estoy bien”, al compararme con otra gente. Igual, todos los que atravesamos Khumbu tenemos experiencia en montaña, sin embargo, los que mienten en su currículum no pasan ni siquiera Khumbu, descansan en el campo 1 y de ahí evacúan porque es demasiado. Todos los que llegan al campo 2 es porque tienen experiencia en montaña y compararme con gente de Suiza, de Dinamarca, de Estados Unidos, de Inglaterra y verme muchísimo mejor que ellos me llenaba de satisfacción.
-Hablando de oxígeno, en el video que nos mandó usted aparecía sin máscara de oxígeno ¿por qué hizo eso?
Era como una demostración de mi capacidad como montañista, porque recuerdo que uno de mis grandes retos era hacerlo sin oxígeno. Incluso, cuando íbamos llegando a la cumbre tenía que cambiarme del tanque de oxígeno y justo en estos últimos 10 minutos se acabó. Entonces yo le dije a Tindu que me quitaría el oxígeno porque ya no tenía y aproveché para llegar a la cumbre sin oxígeno y sin el bolsón, porque si me ven, no tengo el bolsón y él también se lo quitó porque, entre los montañistas, eso es una demostración de la capacidad física y hasta me admire porque estuvimos media hora y ahí le dije que descendieramos porque había más personas esperando subir. Entonces ya él me preparó el nuevo tanque y yo me puse la máscara y ya empecé a bajar, pero por eso estoy sin la máscara.
-Para poder dimensionar haber estado sin oxígeno en la cumbre ¿Qué significa o representa esto al cuerpo humano?
En cumbre solo tienes el 30% de oxígeno, la vida humana no puede sobrevivir a eso, ya estamos en la zona de la muerte y la presión atmosférica hace también que las células comiencen a descomponerse, pero a la vez mi aclimatización había sido tan buena que para mí a significado mucho poder hacer eso.
-El año pasado el clima le impidió llegar a la cima ¿sintió temor del clima esta vez vez?
Sentí riesgo en la subida porque empecé a sentir muchísimo frío en mis dedos. Entonces uno hace unos ejercicios de no dejar de mover los dedos, pero yo sabía que estábamos en las condiciones climáticas favorables para hacer cumbre. A pesar que llevaba los calcetines adecuados y tres pares de botas, siempre se colaba el frío. En ese momento pensé: que bueno que el año pasado no hice la locura de seguir ,porque definitivamente me hubiera muerto o hubiera bajado con mucho congelamiento. El año pasado estaba a 60 grados bajo cero y ahora en la cima estaba a 40 grados bajo cero.
-¿El vestuario estaba diseñado para ese clima?
Sí, los trajes y las botas todas estaban para este clima, pero si hubiese sido más allá de 50 o 60, ya no hubiese aguantado..
-¿Cuánto tiempo tardó en llegar del campo 4 a la cima?
11 horas. Salimos a las 7:30 de la noche e hicimos cumbre a las 6:30 de la mañana. En otras condiciones nos hubiéramos tardado una hora menos o hora y media menos porque había mucho tráfico. Pero también hubo otros imprevistos, por ejemplo, me quedé yo sola y entonces sí me dio muchísimo miedo saltarme la cola. Si hubiera ido con mi sherpa originalmente, hubiéramos podido saltar la cola y adelantarnos. Pero eso implica que uno se suelta de la línea de seguridad y sube sin ella, pero no me atreví a hacerlo yo sola.
-¿Qué fue lo que pasó con su sherpa?
Mi sherpa original era una muy buena persona, me había cuidado muchísimo durante toda la expedición y habíamos trabajado muy bien. Sin embargo, el día de la cumbre amaneció enfermo, amaneció con muchísima tos, yo le pregunté cómo se sentía, si sería capaz de subir y me dijo que sí, solo que le dolía mucho la garganta. No considero que esa fuera una razón para que cambiara, pero él se fue, me abandonó y me dejó sola. Entonces, el otro sherpa que había conocido, él era el encargado solo de poner los campamentos, de subir el oxígeno y él iba a subir hasta Balcony para hacer el cambio de oxígeno. Por eso este nuevo sherpa me dijo que no me preocupara y que él iba a subir conmigo. La primera vez que dijo “yo le voy ayudar”, pensé que sabía y me confié, pero me dejó totalmente suelta, sin seguridad, entonces tuve que explicarle, mientras estábamos haciendo tráfico, cómo se hacían los cambios de cuerdas para no permanecer sin seguridad. Entonces en esas condiciones no tuve valor de saltarme la cola, soltarse totalmente de la cuerda, porque estamos hablando de una inclinación de 60 a 70 grados y ahí un deslizamiento es totalmente mortal. Entonces, ustedes pueden ver las fotos del Everest y es completamente como una pirámide totalmente inclinada. Lastimosamente el día más importante fue el día más estresante porque mi guía me abandonó y después me dijeron que quizás él sufrió de hipoxia, que es la falta de oxígeno, él ha de haber sufrido delirios de montaña, entonces su personalidad era totalmente otra.
-¿Pero volvió a ver al sherpa o ya no?
Si, cuando bajamos al campo 4, incluso llegó un compañero de Venezuela y me dijo “Kari vas a bajar” y yo le dije “no porque mi sherpa está enfermo, no puedo bajar así”. Pero me llamaron del campo 2 por radio y me dijeron que tenía que bajar porque si él se quedaba, podía morir, entonces tenía que obligarlo a bajar. Me obligaron a que bajáramos y eso fue súper peligroso porque yo estaba muy cansada, no habíamos comido y tuvimos que empezar a bajar y él igual. Entonces él solo agarró su oxígeno, no agarró absolutamente nada más y el otro pobre sherpa me dijo que él tenía que quedarse recogiendo todo y me dijo: “váyase usted”. Agarré lo que pude, mis cosas, mi oxígeno, pero no llevaba oxígeno de emergencia por cualquier cosa y eso me tenía súper preocupada porque también él no quiso cargar nada y empezó a caminar igual. Pero al ver que él no me ayudaba me puse súper mal y le dije “¿por qué me abandonas, por qué me dejas sola?”, y él solo se me quedaba viendo. Yo tenía ganas de llorar, ahí estuve apunto de llorar y me acuerdo que la misma terapia que uno se tiene que dar para quebrarse en la montaña me dio fuerza y dije: no, esto es una prueba que me está poniendo la montaña, la vida y no puedo flaquear” y empecé a hacerlo yo sola y me tocó hacer esos cambios de cuerda yo sola.
-Por eso mucha gente dice que es más peligroso el descenso que el mismo ascenso
Sí, totalmente, porque cuando yo vi lo del paso Hillary, una de mis más grandes preocupaciones era esa yo decía: tengo que bajar con vida, tengo que bajar no puedo caerme no puedo golpearme, porque ahí cualquier cosa mínima es mortal. Ese pensamiento tuve durante toda la bajada, ya eran las 7 de la noche, ya llevaba 24 horas y llegué al campo 2 a las 8:00 p.m.-8:30 p.m., ya eran casi 25 horas corridas; entonces imagínese cómo estaba el cuerpo.
–Y a todo esto ¿no había ingerido algún alimento?
Después de tanto tiempo el cuerpo rechaza la comida porque está sobreviviendo. Logré comerme quizás unas cinco o seis cucharadas de arroz, eso fue todo lo que logré comer antes de la cumbre y logré dormir unas 2 horas. Los señores de Enterex, me dieron unos carbohidratos que no tienen sabor y qué se le pone al agua, me funcionaron súper bien; yo les ponía hasta unas 500 calorías en un litro de agua, porque más no podía poner porque el cuerpo no lo iba a procesar. Me tomaba medio litro antes y el otro medio litro me lo tomé en la cumbre, esa fue la ayuda que tuve. Por eso es difícil, porque, por mucho que uno quiera, no puede comer, el cuerpo no te lo procesa y además en el camino no hay ni siquiera manera de parar. Entonces uno sabe que va a empezar la jornada con lo que tiene y de ahí a puro físico, por eso es que son las rotaciones; los entrenos larguísimos, sin dormir 48 horas para ir fortaleciendo el cuerpo a estos procesos tan largos y que vaya reaccionando y sacando fuerzas. La energía ni siquiera se come la grasa, se come el músculo para poder sobrevivir.
-Al llegar al campo 2, que en teoría es una zona más segura ¿cómo se sentía?
Estaba triste porque me afectó mucho lo del sherpa. Yo tendría que haber estado feliz porque había hecho la Cumbre, pero estaba triste porque yo decía ¿qué habrá pasado? Entonces decidí quedarme un día entero descansando en el campo 2, por eso es que me tardé tres días, porque tenía el dolor en los dedos, pequeñas congelaciones y el dolor del tobillo; porque como todo es casi escalada, entonces todo peso se va al tobillo y la bota te golpea el talón. Entonces es un dolor súper fuerte y dije: no, así no puedo atravesar khumbu. Debía tener energía y estaba muy triste por todo lo que había pasado, no entendía qué había pasado y el sherpa con quien hice cumbre, me dijo que no me preocupara, que él iba a bajar conmigo porque tenía que hacer tanto, todo ese rapel, esa escalada. Y nos tocó bajar enfermos, o sea, está tos que tengo ahorita, la tenía allá a la hora de bajar. Pero en eso apareció el sherpa que me había abandonado y me dijo que él bajaría conmigo; pero yo le dije: no, yo con usted no quiero bajar, porque usted me dejó sola y no tengo confianza. Él trató de convencerme de que ya estaba mejor, pero la confianza ya no fue la misma y eso es tan fundamental en la montaña, porque tu vida está en manos de tu compañero y viceversa. Finalmente llegué al campo base y sentí un gran alivio y alegría; era como decirle al mundo: sobreviví, estoy completa. Recuerdo que lo primero que hice fue mandarle un mensaje a Andrea y decirle “estoy completa”.
-Ya nos habló de Khumbu, pero ¿cómo fue el trayecto de Hillary?
Es un trayecto de 2 horas, hay una roca gigante como de 200 metros que se escala y que está como a 8500 msnm; entonces, cuando se logra terminar de escalar esa roca gigante, te dejan así como una lengüita de hielo y uno dice: wow, ahí está la cumbre. Cuando llegamos a la cumbre estaba comenzando a amanecer, eran las 4 de la mañana y como empezó a salir el sol, me acuerdo que yo estaba bien feliz con mi sherpa, ya que los dos por fin habíamos llegado a la cumbre. Y fue desde la cumbre que vi el paso Hilary y lo primero que dije fue: tengo que sobrevivir, ya que son piedras amarillas, como las lajas, gigantes, lisas por el hielo y son pirámides en las cuales no le cabe ni siquiera la bota, solo como tres puntas del crampón y ya; y si te deslizas, hasta ahí, ya estuvo, ya no contás. Entonces están estas grandes lajas y abajo hay otras rocas que es donde la gente que se ha deslizado, se ha golpeado y pués ahí están los cuerpos. Recuerdo que vi un cuerpo y mi primera impresión fue ¿por qué está sentado ahí? y después fue cómo ¿está muerto?. Moralmente me afectó mucho porque después vi otros cuerpos sobre los cuales debes pasar. Incluso, en un momento intenté pasar sola sin agarrarme de las manos del sherpa y me deslice, y casi lo toco y agarrandome súper fuerte para no caerme. Me tardé como un minuto porque la máscara no me dejaba ver. Entonces se me nubló, no miraba nada, no miraba mi cintura. Mi otro sherpa estaba adelante y yo lo vi que solo se me quedaba viendo, que estaba arriba, pero a veces se le metían montañistas; entonces no había nadie que me ayudara y recuerdo que a la par mía había un montañista y le decía que me ayudará, pero no lo hizo. Me tardé como un minuto, pero me sentí eterno para poder sacar el puño y no caerme.
-Y eso que usted el año pasado también alcanzó a ver cadáveres
Pero es diferente, porque ya son cadáveres descompuestos y ves los huesos. Pero estos estaban intactos, el color de la ropa y el casco también. Era como que acababa de pasar porque el hielo conserva los cuerpos. Esto es súper impactante.
–Cuando iba a ser cumbre el año pasado, usted contó que tenía que ponerse pampers ¿lo hizo esta vez?
Decidí no hacerlo y los dejé en el campo 2, no lo hice. Sí llevaba dos, pero igual en el campo 3 me tomé dos pastillas porque cuando entras a la zona de la muerte tu sistema digestivo colapsa. Entonces, siempre estás enfermo del estómago, siempre te duele, tienes retortijones, te da diarrea y no hay nada que puedas hacer. Recuerdo que me tomé dos Alka AD y por gusto ,no me hicieron nada, me habían dado un polvo que era para ayudar a la flora intestinal y tampoco. Me tocó ir al baño en el campo 3 y eso es algo espantosamente horrible, tu sherpa va con vos y yo dije: ya ni modo. Me volví a tomar otras dos pastillas en el campo 4, pero de ahí decidí ya no hacerlo. Con mis compañeros de expedición discutimos mucho qué hacer y qué no hacer.
-Ya arriba, en el campo 4 y en cumbre, ¿cómo reaccionó su cuerpo en el tema digestivo?
Por suerte no me hice pupu, pero en varias ocasiones si se me salieron los orines, hacía tanta fuerza que si se me salía, pero yo estaba consciente de lo que estaba pasando.
-Llevaba un equipamiento especial de -40 grados, pero aún así sentía frío, entonces ¿qué llevaba debajo?
A veces llevaba un polar que es una tela especial para el frío, es un suéter hecho de polar y abajo de eso llevaba la primera piel que es hecha de lana de lino, que es una lana especial para el frío. Iba súper equipada, igual, calcetines llevaba los liner de lino, los calcetines gruesos que son para cumbres y a pesar de eso se colaba el frío. Por ejemplo, en las manos llevaba los tres guantes, llevaba los liners, llevaba los mitones largos y, aún así, se cuela el frío y ahí no hay nada más que hacer más que aguantar el frío.
-¿Cómo se duerme a 8,000 metros?
Estás tan cansado y agotado, pero yo por suerte logré dormir, porque hay montañistas que han muerto por eso, porque al no dormir te puedes morir por falta de sueño.
-¿Durante todo este tiempo se bañó?
No, solo me limpiaba con las toallitas húmedas; pero en un momento ni siquiera eso pude hacer, ya que era imposible cargar toallitas húmedas.
-Llegar a la cima del Everest es como un campeonato del mundo para un montañista ¿usted lo considera así?
Totalmente, para nosotros es como haber ganado un mundial o haber ganado una medalla olímpica de oro, muchos lo saben y lo reconocen. Por ejemplo, en la India cada que un montañista logra la cumbre le dan una medalla de oro y le dan un premio por haberlo logrado, porque saben lo difícil que es. Y ellos tiene muchísima gente que ha hecho la cumbre, pero igual ellos le siguen reconociendo como una medalla Olímpica. Yo me siento súper orgullosa de este logro.
-¿Valió la pena toda la preparación e incluso hipotecar su casa?
Sí, totalmente, porque he demostrado que los sueños sí se hacen realidad. Los sueños si se cumplen, pero tienes que trabajar por ellos, tienes que luchar por ellos, si tienes un objetivo claro y trabajas por eso lo vas a conseguir.
-¿Qué le diría a las personas que han comentado que esto ha sido fácil?
Con los amigos decíamos eso, que en sus países también decían “el Everest cualquiera lo sube”. Nos pusimos a investigar y los que dicen eso son personas que no son montañistas o son personas que nunca han subido el Everest, que nunca han hecho una montaña de 6000 msnm o 7000 msnm, y que solo critican. Lastimosamente es como una envidia, un resentimiento o algo que tienen en su interior. Y lo reflejan haciendo estos comentarios. A mí no me afecta en ningún sentido porque yo sé lo que eso significa. No hay ningún montañista que vaya a decir que Everest es fácil, porque incluso ustedes pueden ver el video de este chico que tiene el récord de subirlo lo más rápido, él llora casi llegando a la cumbre y dice “jamás en mi vida me había sentido tan mal como ahora”, él es una máquina. Entonces, no, para nada me afecta y al contrario creo que los salvadoreños debemos quitarnos esa mentalidad de mediocridad, esa mentalidad de limitaciones, porque recuerdo que hubo muchos comentarios negativos por mi edad y por ser mujer, muchos comentarios basados en la ignorancia. Tenemos que saber que no hay límites y que las cosas que se pueden hacer. Agradezco mucho haber sido una niña valiente, haber sido una niña que iba muchas veces en contra de las reglas y siempre me molestaba cuando me querían limitar por ser niña. Me gustaría viajar en el tiempo y decirle a mi niña interior “sigue adelante, lo vas a lograr”.
-¿Qué piensa acerca de esta administración de INDES y el apoyo que se les está dando a los atletas?
Siempre lo he dicho, super agradecida y es una gran diferencia, porque yo toqué puertas antes y nunca ni siquiera me dieron una cita para poder platicar. Entonces creo que es una gran diferencia y el apoyo a todas las disciplinas deportivas se ve, se ve el reflejo y creo que es un trabajo excepcional. El deporte, así como el arte, son pilares esenciales para el desarrollo humano, son pilares esenciales así como para que la sociedad pueda dar un paso hacia delante.