El voto de los salvadoreños desde el exterior

Por: Ruth López, columnista de Diario La Página.

En 2013, cuando finalmente se aprobó el decreto legislativo que permitiría a los salvadoreños residentes en el exterior votar en las elecciones presidenciales desde el lugar en el que se encontraran, culminaba una etapa de desencuentros por garantizar este derecho. EL FMLN había presentado iniciativas al respecto, la sociedad civil también; sin embargo ARENA ofrecía serias resistencias, por una razón muy simple: la incertidumbre ante la respuesta de cuál partido se beneficiaría de esos votos.

El cálculo y temores políticos llevaron a que con mucha mojigatería se aprobara una normativa que, si bien era un gran paso, podía haber sido mucho más garantista del ejercicio del derecho al sufragio activo de los residentes fuera del territorio nacional. Por ejemplo, la limitación de que en el DUI constase una dirección del exterior es absurda en tanto se comprobó que muchos aportaron como dirección para el envío del paquete electoral una totalmente diferente a la registrada en el documento de identificación y la residencia efectiva no es la que formalmente consta.

Ahora bien, en aquellos años y por esta fecha, el 23 de mayo de 2013 para ser exacta, daba inicio el empadronamiento de los salvadoreños residentes en el exterior en el padrón electoral, paso indispensable para la remisión necesaria del paquete electoral al votante, periodo que culminaba el 5 de agosto del mismo año y sobre el que desde la Presidencia del TSE de ese momento tuvo un apoyo decidido para su extensión, lo que finalmente no se logró. No cabe duda que en aquel entonces había una acción comprometida del TSE en la implementación de la normativa, aun cuando era una experiencia inédita para dicha institución y su personal.

Hoy, 5 años después, aun no vemos ningún atisbo de iniciar el proceso de empadronamiento, y aún menos el proceso de corrección de errores de la primera experiencia, lo que incluye la aprobación de reformas necesarias para hacer un proceso más amigable para el elector, simplificar los mecanismos de votación y de actualización de la dirección, empadronamiento automático -siempre sujeto a confirmación mediante actualización de datos por medio de una solicitud simple- o materiales más comprensibles, al menos.

La implementación de la ley es un proceso interinstitucional que requiere de un tiempo mínimo para crear las condiciones de cooperación y el marco de actuación de las distintas instituciones involucradas: Registro Nacional de las Personas Naturales, Ministerio de Relaciones Exteriores y Dirección General de Correos. Hay un sin número de documentos generados que sirven de base para el proceso y que podrán ser retomados, pero la experiencia demostró que hay elementos que deben ser mejorados y que disminuyen los costos, por ejemplo el material de los paquetes electorales. Debe recordarse que los requerimientos técnicos y logísticos para la implementación del Voto desde el Exterior tuvieron por origen el Estudio de Factibilidad que impulsó la Presidencia de la República en 2012-2013 como base para la elaboración del proyecto de ley que derivó en la actual “Ley Especial para el Ejercicio del Voto desde el Exterior en las Elecciones Presidenciales” .

Para 2014, 10,337 ciudadanos pidieron votar desde el exterior, de estos 9636 residían en Estados Unidos, 691 en Canadá, 2 en España, 3 en Cuba y seis salvadoreños que pidieron emitir el sufragio desde Italia, Francia, República de Corea, Chile, Alemania y Costa Rica.

Se instalaron 21 JRVEX para 500 electores cada una, que en tres días prepararon todos los paquetes electorales para remitirse al exterior. Se recibieron 2727 sobres contenedores de votos para la primera elección y 2717 para la segunda.

Los resultados electorales de aquella experiencia aportaron 1157 votos para el FMLN, 599 para ARENA, 136 votaron Unidad, 13 por PSP, y 4 por FPS. Hubo 622 votos nulos; es decir 22.8% de los votos fueron nulos. Para la segunda elección 1484 electores favorecieron al FMLN con su voto y 854 a ARENA y 350 fueron nulos. Quizás la previsión de este resultado es la que probablemente nos explique la resistencia inicial para aprobar la Ley Especial.

Si de la nueva configuración legislativa depende, creo que las reformas necesarias no serán una realidad, sobre todo si se resume a un cálculo de suma y resta de votos; sin embargo creo y confío en que los que impulsaron una vez esta ley porque creímos que el derecho al sufragio debía garantizarse, tengamos el aire necesario para empujar ahora su reforma, y que el TSE -que una vez estuvo comprometido con su ejecución- inicie cuanto antes los procesos para que en 2019 no sea una realidad virtual, sin olvidar que para las elecciones legislativas y municipales de 2021 está obligado a incorporarlo.