En el ámbito del Centenario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre la República de El Salvador y la Santa Sede, tuvo lugar esta mañana la celebración Eucarística en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, presidida por el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin. En la homilía el purpurado recordó los difíciles años del conflicto armado, y se refirió a los actuales desafíos que afronta el país.
En su homilía, tras saludar a los concelebrantes, al Señor Embajador de El Salvador, Manuel Roberto López, y demás Embajadores y representantes de las diversas Misiones Diplomáticas, y a todos participantes en la celebración de la misa, el cardenal transmitió los sentimientos de cercanía y afecto del Papa Francisco, “quien- dijo – solícitamente reza por todo el pueblo salvadoreño cuya historia ha sido fecundada e iluminada por la sabiduría que brota del Evangelio”.
El purpurado agradeció a Dios “por los abundantes frutos que se han cosechado gracias a las relaciones entre la Santa Sede y El Salvador”. A lo largo de estos cien años de historia – expresó – se ha tratado de favorecer todo lo que ha tendido a la consecución del bien común, a la promoción de los derechos humanos y al progreso de la Nación, dentro del conjunto de la comunidad internacional.
Tras hacer presente que la Iglesia proclama el diálogo como medio válido para vencer el mal de la división entre los hombres y derribar los muros de separación, recordó a propósito las palabras de San Juan Pablo II en su primer Viaje Apostólico a El Salvador, que en aquel 1983, decía: “El amor redentor de Cristo no permite que nos encerremos en la prisión del egoísmo que se niega al auténtico diálogo, desconoce los derechos de los demás y los clasifica en la categoría de enemigos que hay que combatir…El diálogo que nos pide la Iglesia no es una tregua táctica para fortalecer posiciones en orden a la prosecución de la lucha, sino el esfuerzo sincero de responder con la búsqueda de oportunas soluciones a la angustia, el dolor, el cansancio, la fatiga de tantos y tantos que anhelan la paz” .
Parolin recordó los años en que “el conflicto armado en el país sembró muerte, violencia, divisiones y rencores, impidiendo avanzar por los caminos de la justicia”, y señaló que hoy en día “otros flagelos como la violencia, el degrado del medio ambiente, la emigración, también de jóvenes y niños, con sus graves consecuencias en el ámbito personal y familiar, y la triste situación creada por el Covid-19, obstaculizan el deseado alcance de progreso y bienestar que los hijos de El Salvador esperan de esta tierra hermosa y fértil”.
Ante todos estos retos, el Cardenal Secretario de Estado elevó su oración a Dios por la intercesión de San Óscar Arnulfo Romero Galdámez, y por la intercesión maternal de la Virgen María, a quien los salvadoreños invocan bajo la advocación de Reina de la Paz, para que “se consoliden y progresen aún más las Relaciones entre esta noble Nación y la Santa Sede…”
La guerra no fue envano cien por ciento,ahora hay libertad de exprecion,el orar 24 horas no fue la solucion,ahora no veo estudiantes corriendose de la policia,en mi epoca leer un libro de socialismo eras comunista,el comunismo no existe,ni existira.