En 2015, El Salvador enfrentaba su peor crisis de violencia, cuando solo en agosto se registraron 918 homicidios, lo que equivalía a un promedio de 30 asesinatos diarios. Ese mismo año, el 15 de agosto se convirtió en una de las jornadas más sangrientas de la historia reciente: la Policía Nacional Civil reportó 57 asesinatos en un solo día.
Casi diez años después, bajo la gestión del presidente Nayib Bukele, el país está a siete días de alcanzar 1,000 días con cero homicidios. El contraste es contundente: en todo agosto de 2025 no se registró ni un solo homicidio, es decir, 53 asesinatos menos que en aquel 15 de agosto de 2015.
Este contraste histórico refleja la transformación que ha experimentado la nación, pasando de vivir bajo el terror y la violencia a una etapa en la que la seguridad y la tranquilidad se han convertido en una realidad cotidiana.
El Salvador, que durante años fue considerado uno de los países más violentos del mundo, hoy avanza hacia un futuro donde, como lo subraya el actual Gobierno, “nunca más volveremos a ese pasado oscuro”.