El 39° presidente de los Estados Unidos y premio nobel de la paz, el demócrata Jimmy Carter, falleció este domingo 29 de diciembre a los 100 años de edad. Siempre se mostró orgulloso de haber evitado las guerras en su único periodo presidencial y, en sus últimos años, fue reconocido como filántropo y pionero de los derechos humanos.
Tomó posesión de su periodo presidencial en enero de 1977, como 39º presidente de Estados Unidos con una declaración solemne de defensa de los derechos humanos, en particular en las dictaduras latinoamericanas. Sin embargo, el 14 de enero de 1981, y a siete días de su salida de la Casa Blanca, tras la arrolladora victoria electoral del republicano Ronald Reagan, decidió reanudar la ayuda militar al Gobierno de El Salvador.
En total, Estados Unidos destinó cinco millones de dólares para el envío de jeeps y dos helicópteros de transporte de tropas de tipo UH-1H. Doce instructores militares norteamericanos viajaron también al pequeño país centroamericano para instruir a sus colegas salvadoreños en las tácticas de lucha contra la guerrilla.
«La ofensiva de los guerrilleros durante estos últimos días ha precipitado la decisión presidencial», declararon medios allegados al Departamento de Estado, en Washington. Los cinco millones de dólares estaban programados desde octubre de 1980 para ayuda a El Salvador, con cargo al presupuesto fiscal de 1981.
El asesinato de varios civiles norteamericanos en El Salvador, cuatro mujeres, entre ellas tres religiosas de la congregación Maryknoll, y dos consejeros agrarios, originó el «aplazamiento» del envío de la ayuda militar norteamericana al país centroamericano.
La posición de «prudencia» adoptada por Washington fue defendida por el secretario de Estado, Edmund Muskie, recomendada por el embajador de EE UU en San Salvador, Robert White, y apoyada por la Oficina de Defensa de los Derechos Humanos, en el Departamento de Estado.
El temor de que la ofensiva «final» de los guerrilleros salvadoreños pudiera culminar con la caída del Gobierno aumentó las presiones del equipo de transición de Ronald Reagan en la política latinoamericana y de los propios responsables del mismo sector en el Departamento de Estado, para que la Administración Carter enviara las armas a El Salvador.
En realidad, Carter facilitaba la tarea a su sustituto, Ronald Reagan, quien nunca ocultó la necesidad de emplear la cooperación militar en Centroamérica para evitar la caída de una serie de países en manos de dirigentes marxistas.
Sin embargo, la actitud de Carter, a pocos días de abandonar el poder, marchitó su aureola, discutible pero real, de primer presidente norteamericano que se preocupó de la situación de violaciones de derechos humanos en Latinoamérica.
Durante los dos primeros años de su gestión presidencial, Carter aplicó políticas de presión comercial y declaraciones públicas contra las violaciones de derechos humanos en Argentina, Chile, Brasil y Uruguay, en particular. En el verano de 1979, la Administración Carter no intervino en apoyo de la dictadura de Anastasio Somoza, en Nicaragua. Bajo su presidencia se firmó y ratificó el nuevo tratado del canal de Panamá, en términos más equitativos para la soberanía de Panamá.
Jimmy Carter fue objeto de duras críticas durante la campaña electoral por parte de Ronald Reagan y su equipo, por la falta de «pragmatismo» a la hora de afrontar la realidad latinoamericana. «Molestó a los amigos tradicionales de Estados Unidos y favoreció la implantación de regímenes marxistas», declaró un consejero de Reagan en asuntos latinoamericanos.
(Con información de El País, de España)
Solo los asesinos y parásitos hablan mal de este ex
El Salvador latino-America Siempre estuvo Lo Mismo con La precencia de «El» No Hubo diferencia. Africa Siguio lo Mismo y ahora sigue Peor… No Me den Paja con Miel…Tarde O Temprano Se hara un Book de como funciona La Mafia Economic del Mundo.