Carlos Eduardo Hasbún es un atleta veterano que, a pesar de sus 74 años de edad, sigue activo y este domingo participó en la primera fecha del Campeonato Nacional de Campo Traviesa Máster, que es organizado por la Federación Salvadoreña de Atletismo.
“El abuelo Hasbún”, como le dicen de cariño sus compañeros, no ha dejado de competir desde 1966, es decir, hace 54 años. Su especialidad es el lanzamiento de martillo, el cual combina con la práctica de la carrera aeróbica.
“En el martillo tuve un récord que me duró como tres años, porque detrás de mí venía el otro compañero que entrenaba conmigo, que era más pequeño (estatura) y era más rápido”, recuerda.
Hasbún integra la Asociación de Atletas Máster de El Salvador y gracias a ello compitió en la prueba de dos kilómetros del campeonato de campo traviesa, realzado el en el parque Bicentenario, y, a pesar de caerse en el recorrido, no dudó en tomar las energías necesarias para llegar a la meta y terminar en quinto lugar de su categoría con 15.44.
Un atleta olímpico
Su experiencia en los Juegos Olímpicos de 1968, celebrados en México, que oficialmente fueron conocidos como los Juegos de la XIX Olimpiada, fue una experiencia extraordinaria para el veterano atleta Hasbún.
“No había ningún atleta salvadoreño que participara en pruebas olímpicas, entonces como era en México, hubo una apertura. Llevaron a los mejores atletas de ese entonces. Para ser sincero sin marcas mínimas, y eso nos sirvió muchísimo, porque en mi ejemplo, un año después, en 1969 rompí el récord nacional de martillo que se tenía desde 1937. El récord era de 39 metros, y yo, no recuerdo bien, pero tiré 39 y unos centímetros más. Antes los lanzadores tiraban como 30 metros”, cuenta.
A esa memorable experiencia en territorio azteca, la cual vivió junto a otros ocho atletas de su deporte, el señor Hasbún considera que le sacó mucho provecho, ya que «a pesar de que íbamos ´novatíos´, no me daba pena entrenar pesas con los mejores del mundo o lanzar cuando estaban los mejores”, menciona.
El atleta, como es usual en nuestra sociedad, no tuvo el crecimiento deseado, ya que años más tarde tuvo que bajar su rendimiento deportivo al cambiar su etapa de deportista por el trabajo.
Hasbún ha sido dos veces campeón centroamericano, una vez en Panamá, y otra, en Guatemala, “aunque no recuerdo los años”, menciona, pero de lo que sí está consciente es que obtuvo el primer lugar en esos certámenes.
Lanzadores de martillo errantes
Hace como cinco años, junto a otros atletas máster, Hasbún buscó la oportunidad de lanzar en los terrenos del parque Bicentenario, ya que en el Estadio Nacional Jorge “Mágico González, ha sido limitado el tiempo para entrenar en la cancha de grama.
“Íbamos a competencias sin entrenar, por eso en esos años no rendíamos. Con otros compañeros hicimos varios intentos, inclusive aquí (Bicentenario), pero cuando se llena de gente ya no podemos, es muy peligroso, así que desistimos”, menciona.
Correré hasta que muera
El entusiasmo por seguir haciendo lo que tanto le gusta ha llevado al señor Hasbún a resumir su pasión con una contundente frase: “voy a correr hasta que me muera”, expresó el veterano atleta que dice vivir de la elaboración de una especie de cuerda denominada “vivo”, que comercializa en las peleterías.
Por otra parte, Hasbún aconseja realizar deporte, pero que las personas sin experiencia “deben comenzar despacio, así como, deben correr en grupo es mejor, ya que el otro compañero lo alienta cuando uno va desalentado”.
Un gran ejemplo para todos.
Un EJEMPLO a para todas las personas!