Por: Francisco José Ferman
Una verdad incontrovertible es que, en una democracia, el poder político de aquellos electos por los votantes, debe ajustarse, en rigor de derecho, a la letra y al espíritu de la ley primaria.
El incumplimiento de la regla constitucional, invalida todo acto que se efectúe fuera del mandato constitucional.
Tomar protesta del cargo de la primera magistratura de la nación, implica que el titular deberá respetar lo que la Carta Magna le indica.
Cuando el presidente electo les dice a los diputados, “hagan su acto (toma de posesión de la Presidencia) solos, yo me juramentaré con el pueblo”, cae en inmediata inconstitucionalidad ya que los artículos 131 y 235, CN, señalan, de manera inequívoca, que la gestión presidencial comienza con la toma de protesta –no “juramentación” –, del titular ante el Presidente de la Asamblea Legislativa.
¿Cuáles son los efectos este acto?: da validez constitucional a las responsabilidades jurídicas y políticas del titular. Además, legitima los actos de autoridad, da inicio a la inmunidad presidencial y a otros privilegios inherentes al cargo.
Cuando Bukele le da la espalda a la Asamblea niega el estado de derecho, lo cual apunta a los excesos de un poder vertical, autoritario que preocupa a muchos.
¿Por qué toma de protesta y no juramentación? La protesta o compromiso público, del nuevo mandatario, tiene términos y alcances laicos como conviene a un Estado en el que impera la democracia y reconoce al pueblo como agente generador del poder político; en cambio la “juramentación” tiene connotaciones religiosas ya que el juramento se formula ante Dios y no ante el pueblo, lo que negaría la división expresa entre el poder político y cualquiera confesionalidad.
El hecho de que Bukele rompa ese orden establecido que, garantiza la paz social y el buen gobierno, augura el ejercicio de una voluntad política impositiva, autocrática, que promete confrontar, estérilmente, a sectores de la sociedad.
Lo de “juramentarse ante el pueblo” implica un evidente propósito populista, en nada diferente a los alardes de gobiernos autocráticos que últimamente se conocen en Latinoamérica. Resulta alarmante que aún sin haber tomado posesión de su cargo, ya está dando muestras de autoritarismo y desconocimiento de las leyes y del arte de gobernar.
La toma de protesta es un acto relevante, formal, legítimo, que debe rendir el presidente electo ante el órgano del Estado competente. La Constitución, sin embargo, no establece el lugar geográfico en que deberá realizarse el acto protocolario, pero es tajante en lo que se refiere, ante qué órgano del Estado se efectuará.
De no cumplirse el mandato constitucional provocaría, hipotéticamente, que la Presidencia de la República se mantendría vacante, lo cual generaría una crisis constitucional en la que cualquier ciudadano puede presentar demanda de inconstitucionalidad por los actos del nuevo gobierno, ante la Sala de lo Constitucional. Para evitar la vacante de poder, esta Sala podría ordenar al ciudadano Bukele, rendir la protesta de la manera que establece la norma constitucional, para restablecer el orden jurídico quebrantado. No ha lugar a interpretaciones bizantinas: la protesta constitucional es vinculante.
Este episodio, sin precedentes en la vida política salvadoreña, recrea, en alguna medida, el gesto autoritario de Napoleón Bonaparte al coronarse a sí mismo, emperador, despreciando el protocolo que mandaba que los reyes deberían recibir el poder de Dios, a través del papa, en este caso Pío VII.
Si bien Bukele, recibe el poder del pueblo, no puede ignorar que, el legítimo poder emana de ese mismo pueblo, representado por los diputados, a quienes, en apariencia, quiere ahora dar la espalda.
Cual es el miedo al entrante gobierno de Nayib Bukele? Acaso es el inminente golpe a la galopante corrupción? El pueblo eligió a este candidato independiente y con un amplio margen voto a favor del cambio, dejemos las críticas sin sentido.
ESCRIBA BIEN SEÑOR, EL ALARMADO ES USTED, QUE NO VOTO POR EL PRESIDENTE ELECTO, Y NO LE AGRADA LA NUEVA FORMA DE HACER GOBIERNO. NO PONGA A LA CIUDADANÍA, HAGA SU ESCRITO PERSONAL
Ha ese dinosaurio.. … no entiende que los tiempos evolucionan. Necio, retrógrado, desfasado, pensamiento momificado.
Don Ferman, usted que le lleva 40 anos a Bukele no entiende que la pagina ya se volteo y los autoritarios y escuadroneros estan fuera del Poder. vaya a lamenter y tomar sus medicinas con Hinds. No necesitamos mas Sicarios de Pluma.
pues mira viejito, las actuales leyes han permitido que los corruptos frieguen al pueblo por decadas…asi que yo creeria que seria bueno cambiarlas bastantito…por lo tanto, lo alarmante es que no se hayan hechos cambios radicales desde hace ratos.
Que los diputados representan al pueblo??????…..jajajajajajjajaja, este viejito esta bueno para animar piñatas y quinceaños
Mire señor no se quién diablos es Usted, pero El Salvador lo que quiere es QUE YA NO ROBEN Y QUE DEVUELVAN LO QUE TENGAN QUE DEVOLVER…. lo demás es maquillaje y babosadas. ESTAMOS CLAROS.
el romper la tradicion de la toma de gobierno, segun este maistrito, rompe la paz social y el buen gobierno, jajajajaja…. robarse los millones , no devolverlos y no ir a la carcel que es lo que hace?, oh gran iluminado????