En julio de 2022, la vida de N. S. de B. se convirtió en una pesadilla a manos de su esposo, C. A. B. V., de 46 años, quien no sólo ejerció violencia verbal y psicológica, sino que también cometió actos de abuso sexual reiterado contra su esposa.
Los episodios de humillación, gritos y tocamientos no consentidos fueron solo el inicio de una serie de agresiones.
Aterrorizada por las amenazas de su agresor, quien aseguraba que podía hacerla desaparecer sin dejar rastro, N. S. de B. guardó silencio por miedo a represalias mayores. A finales del mismo mes, el agresor abandonó el hogar argumentado que ella “ya no servía como mujer”.
Sin embargo, la pesadilla continuó en octubre, cuando el agresor retomó el hostigamiento verbal mediante llamadas telefónicas, desencadenando un nuevo episodio de violencia. Fue entonces cuando N. S. de B. decidió buscar ayuda y protección.
Finalmente, tras un proceso judicial, el Tribunal Primero de Sentencia de Santa Ana dictaminó la culpabilidad de C. A. B. V., el veredicto condenatorio por el delito de otras agresiones sexuales le impuso una pena de tres años y seis meses de prisión. Por consiguiente, el agresor permanecerá en detención.