Hace unos años, el rockero ingresó en rehabilitación para lidiar con su adicción al alcohol después de que su actual esposa, Brittany Furlan, le confesara que estaba preocupada, porque nunca había conocido a nadie que bebiera tanto como él. Lo irónico es que ella no había visto nada, porque la estrella de Motley Crue solía consumir cantidades ingentes de vodka durante su juventud.
«El alcohol es algo muy raro, porque es fácil enamorarse de la forma en que te hace sentir, la forma en que te relaja, y luego, de repente, te das cuenta de que estás bebiendo siete litros de vodka al día. Ahora, de pronto, estás intentando suicidarte», ha asegurado en el podcast ‘Club Random’.
Tommy sostiene que no está exagerando con sus cálculos, y que mantuvo esa dinámica tan nociva durante mucho tiempo: «En ese punto, tu hígado está en las últimas, apenas funciona».
Han pasado más de tres décadas desde que dejó de beber en grandes cantidades, y todavía se pellizca todos los días para creerse su buena suerte. Recientemente se sometió a una batería de pruebas que incluían un escáner corporal completo, «de pies a cabeza», y no puede creer que siga en plena forma después de fumar, beber y hacer un montón de tonterías tan perjudiciales como divertidas.
«El médico me dijo: ‘Estás bien'», ha asegurado sin salir de su asombro.
