El líder de Ciudadanos frecuenta un grupo de artistas al que pertenecen, además de la cantante, Pablo Alborán, Pablo López, Alejandro Sanz, Orozco y Bustamante.
Mucho se ha escrito en el último año de una pandilla de artistas que se reúnen de vez en cuando en Madrid para disfrutar de la música, de la suya y de la de otros. No importa que pertenezcan a sellos discográficos distintos o que estén luchando en esos momentos por ser el número uno en la lista de ventas. A ellos les une, por encima de todo, su pasión por componer, por cantar.
Pablo Alborán lo contaba hace dos meses a este periódico: “Normalmente somos Malú y yo los que convocamos al grupo. Nos reunimos en casa de uno de nosotros o en locales discretos de Madrid, que los hay, para tocar el piano y nos dan las tantas”. En esa pandilla a la que pertenecen Malú y Pablo Alborán también están Antonio Orozco, Pablo López y David Bustamante, además de Alejandro Sanz que se apunta a las citas siempre que está en España. Una noche de esas, Albert Rivera conoció a Malú.
Fue Pablo López quien presentó al líder de Ciudadanos y a la cantante. López es vecino de Rivera en la urbanización de Pozuelo en la que viven. El artista organizó una fiesta y convocó al político, que por entonces llevaba cuatro años de relación con Beatriz Tajuelo. A la entonces pareja le gustaba mucho alternar con personas del mundo de la cultura y el famoseo. Eran íntimos de Miguel Poveda, tanto que el cantaor contrató a Tajuelo para su oficina cuando esta decidió dejar su trabajo como azafata de vuelo e instalarse en Madrid con Rivera en plena operación para convertirse en un líder político nacional. Tras esa primera cita en casa de Pablo López, que se prolongó hasta el amanecer con el piano echando chispas, llegaron otras.
Alejandro Sanz convocó a la pandilla en su casa en La Finca para que escucharan su nuevo disco y luego, más tarde, el 18 de diciembre para celebrar con él su 50 cumpleaños. Para entonces Malú y Rivera ya habían congeniado. Incluso el político había asistido a algún concierto de ella y lo había contado en sus redes sociales, aunque en ese momento pasó inadvertido. “Qué suerte tenemos los españoles de contar entre nosotros con una artista y una mujer del talento, el arte, la sensibilidad y la energía de @_maluoficial_. Su nuevo espectáculo es de lo más completo que se puede ver en la música nacional e internacional, de verdad, ¡no os lo perdáis!”, publicó en Twitter el 14 de diciembre.
Malú es hija del cantaor y compositor Pepe de Lucía y sobrina del fallecido Paco de Lucía. Con millones de discos vendidos, cuenta con numerosos reconocimientos, como la medalla de Andalucía, un Ondas a mejor artista del año, obtenido en 2014, dos nominaciones a los Grammy Latinos en 2011, la artista con mayor número de premios Dial —14 galardones— y la artista femenina española con mayor número de premios 40 Principales. Pero también es una mujer de un carácter fuerte, famosa por ser áspera con sus equipos. Hay quien ve en ella una “diva”, otros, sin embargo, aseguran que su dureza se debe a su afán de perfección. En las distancias cortas, sus amigos aseguran que es “divertida y una gansa, la reina de la fiesta”. Su popularidad aumentó cuando ejerció como coach del programa La Voz.
Conforme se fortalecían los lazos de Rivera con el grupo de artistas, su relación con Tajuelo se iba al traste. El 8 enero fuentes de Ciudadanos confirmaban que el presidente del partido y su pareja habían acabado su relación. Ella hizo las maletas antes de Navidad y regresó a Barcelona. Fue una ruptura discreta, como también lo fue el divorcio del político de Mariona Saperas, con quien tuvo una hija que ha cumplido siete años.
Esta discreción con la que Rivera ha manejado siempre su vida personal se ha roto debido a la popularidad de la cantante. El 14 de febrero, un avispado paparazi logró una foto que confirmaba que Malú y el político eran amigos. Ese día, el de San Valentín, lo pasaron juntos en la casa que tiene el político en Pozuelo de Alarcón (Madrid).
Cuando la revista Semana publicó las fotos de Malú entrando y saliendo en un coche de la casa de Rivera, este se encontraba sentado en su escaño del Congreso de los Diputados asistiendo a una sesión de control del Gobierno. La noticia estaba en la Cámara y se hablaba más de ella que de los asuntos de Estado planteados para ese día. Rivera sonrió cuando fue preguntado por el asunto: “Todo bien, muchas gracias”. Mientras sus colaboradores se apresuraban a decir que no hablaban de la “vida privada” del político. Eso sí, su jefe de prensa aclaraba que Rivera no tiene coche oficial como se decía, ya que el político renunció a este privilegio.
Malú tampoco se ha pronunciado. Ella siempre ha sido muy celosa de su vida privada y verse relacionada con Rivera y en boca de todos la ha llevado al silencio absoluto. Sus amigos de la pandilla de músicos han cerrado filas alrededor de ella y tampoco desvelan nada de lo que han visto estas semanas en esas reuniones.
Lo mismo sucede cuando se pregunta a personas del círculo más íntimo de colaboradores de Rivera. Callan en público, pero en privado no niegan la evidencia. Cuentan que el político está feliz y que la cantante también. Solo el tiempo pondrá nombre a esta relación.