Chuck Noland hace fuerza con una madera, usa palos, inventa un instrumento para pescar, corta su ropa con lo que tiene a mano. Chuck Noland grita, llora, se entusiasma cuando, después de un esfuerzo enorme, entiende la lógica y logra prender fuego. Chuck Noland habla con una pelota, a la que llama Wilson.
Hace dos décadas llegaba a los cines de los Estados Unidos uno de los largometrajes más destacados en la carrera de Tom Hanks, por su interpretación de un rol memorable: el del hombre que queda varado y solo en una isla desierta y, pese a todos los obstáculos, se propone sobrevivir.
Náufrago (el título original en inglés es Cast Away) fue un éxito rutilante para el actor, que venía de protagonizar otros grandes tanques como Rescatando al Soldado Ryan y Tienes un e-mail.
Con la dirección de Robert Zemeckis, el largometraje llegó a recaudar más de 429,6 millones de dólares con su lanzamiento en todo el mundo y llevó a la pantalla a un personaje memorable en diciembre de 2000. Vale la pena, a dos décadas de su llegada a los cines, hacer un repaso por algunas de las curiosidades detrás de un suceso recordado hasta la actualidad.
¿Historia real?
Pasó al principio, en cuanto se conoció que el equipo de producción estaba detrás de una historia que iba a transcurrir en una isla desierta, con el sobreviviente de un accidente aéreo como protagonista excluyente. Tiempo después, cuando finalmente la película llegó a los cines la especulación siguió.
Sin embargo, Tom Hanks, el director y el guionista del largometraje fueron enfáticos en aclarar que Náufrago no está basada en una historia puntual de la vida real. La inspiración, en todo caso, llegó de la mano de una combinación de factores.
El propio actor, contó en una entrevista televisiva que parte de la idea apareció una vez que leyó un artículo periodístico sobre una empresa de correos. “Me di cuenta de que hay Boeings 747 repletos de paquetes sobrevolando el Océano Pacífico al menos tres veces por día. ¿Qué pasaría si uno de esos aviones cayera?”, se preguntó.
Más adelante, también reflexionó sobre otras ficciones que retratan a los humanos que quedan varados en lugares recónditos, desde Robinson Crusoe, la clásica novela británica escrita por Daniel Defoe, hasta la serie televisiva La isla de Gilligan.
Según el protagonista, con Náufrago buscaron un acercamiento nuevo y más moderno hacia el concepto de intentar sobrevivir en la adversidad.
Persistencia.
Tom Hanks se involucró desde el principio como productor del proyecto de Náufrago. El actor, que ya había trabajado con Zemeckis en Forrest Gump, estaba empecinado en contar esta historia desde mediados de los ’90. Y su entusiasmo contagió al guionista William Broyles Jr., quien apenas escuchó la propuesta se puso en acción para llegar a tener un bosquejo del libreto, que estuvo dando vueltas casi 6 años hasta que encontró su forma.
En el medio, Broyles buscó expertos en supervivencia y se nutrió de sus conocimientos para darle mayor verosimilitud a su historia. Además, decidió él mismo lanzarse a la aventura y quedarse solo en una isla por unos días: quería experimentar él mismo lo que le iba a hacer vivir al protagonista de la película.
Sobre esa experiencia, Broyles contó en una entrevista con la revista Entertainment Weekly del 15 de diciembre de 2000, que debió probar cómo se abría un coco, cómo darle forma a las piedras, cómo proveerse de comida y cómo inventar, con lo que tenía a mano, un cuchillo para enfrentar las dificultades con las que se iba encontrando.
“Aunque solo fueron unos cuantos días, me sentí bastante solo. Y de repente una mañana, apareció en la playa un balón de voleibol de la marca Wilson y me quedé mirándolo. Luego le coloqué encima unas conchas y empecé a hablarle”, reveló.
Por otra parte, según relató el propio Hanks al diario británico The Guardian en 2001, la intención de la producción fue intentar contar una historia pero no hacerlo “de manera standard”.
Por eso, la película terminó con una duración de 143 minutos y exponiendo las dificultades que debe enfrentar el protagonista completamente en solitario, “sin fuerzas externas en su contra, sin piratas ni tipos malos”.
Cambios físicos.
Una vez que se decidieron a grabar la película, el director y el protagonista coincidieron en que, para que tuviera más realismo, el rodaje debía hacerse de manera lineal y en dos tramos. Primero debían filmar las escenas del comienzo, que transcurren en Rusia y Estados Unidos, y de inmediato la caída del avión y los primeros días de Chuck en la isla. Esto ocurrió entre fines de 1999 y comienzos de 2000.
Después de eso, hubo una pausa de varios meses en la que Hanks tuvo que bajar 25 kilos, para lo que se sometió a una rutina de entrenamiento y a una dieta estricta. Tras ese cambio, estuvo listo para encarar la segunda parte del largometraje, que refleja la vida del protagonista cuatro años después del accidente.
Durante ese receso, el director se dedicó a rodar otra película, Revelaciones (What Lies Beneath), con Harrison Ford y Michelle Pfeiffer.
Infección y susto. Uno de los momentos más extremos durante el rodaje de las escenas de exteriores –realizadas casi en su totalidad en la isla de Monuriki, al norte de Fiji, en el Pacífico Sur– tuvo lugar cuando el protagonista, intentando escapar, arma una balsa con los elementos que tiene a mano.
Según contó Hanks al diario británico The Guardian en 2001, mientras manipulaba un objeto cortante para prepararse para esa escena, se abrió la rodilla y debió ser operado en California. Los médicos le explicaron poco después que, de no haberse sometido a aquella pequeña intervención, se le podría haber ocasionado una septicemia grave porque la infección que tenía en la pierna se había empezado a extender por la sangre y eso podría haberle provocado la muerte.
No fue la única dificultad. El artista también reveló que mientras grababa otro momento clave de la película, en el que Chuck queda flotando a la deriva en el océano, el cable que lo mantenía atado a la balsa se cortó y debió ser rescatado por los productores casi 40 minutos después.
Sin acuerdo.
Para muchos FedEx, la empresa de correos para la que trabaja Chuck Noland, es casi un protagonista más de Náufrago. Sin embargo, tanto la producción como la empresa, se encargaron de aclarar en las últimas dos décadas que no hubo ningún tipo de acuerdo entre ellos para que la marca apareciera en la película.
Pero la firma tampoco se opuso y en todo momento aparecen paquetes con su logotipo flotando en la orilla de la isla. Además, prestaron algunos algunos de sus lugares de guardado y oficinas para las grabaciones de varias escenas.
Inspiración para Lost.
Con 20 años de historia, hasta la actualidad se siguen buscando referencias a Náufrago en las producciones audiovisuales que llegaron después. Una de las más directas la vincula con la inolvidable serie Lost, de J. J. Abrams, estrenada en 2004.
Según informó la revista Chicago Mag, el guionista Jeffrey Lieber fue elegido en 2003 para presentar un proyecto ante las autoridades de la empresa ABC que tuviera como protagonistas a diez personajes varados en una isla solitaria en el Océano Pacífico. Le habían pedido que hiciera, de alguna manera, su versión televisiva de Náufrago, una de las películas preferidas de uno de los ejecutivos de la firma.
El guionista lo hizo, lo presentó bajo el nombre de Nowhere, pero poco después quedó afuera del proyecto y las autoridades de ABC se lo pasaron a Abrams, que le sumó los elementos fantásticos que terminó teniendo Lost. Después de una batalla judicial, finalmente Lieber fue incluido en los créditos de la serie, como uno de sus creadores.
Más allá de esa polémica, Náufrago también inspiró algunas parodias televisivas que se pudieron ver en la serie animada Padre de familia y Saturday Night Live.
Éxito deportivo.
A medida que las semanas pasaban y la película recorría el mundo con gran éxito, los ejecutivos de la firma Wilson, la pelota que se convierte en la gran compañía de Chuck durante su estadía en la isla, empezaron a ver que el interés por su marca empezó a crecer.
“No podemos creer el grado de atención que estamos recibiendo”, aseguró en declaraciones al diario Los Angeles Times Chris Considine, gerente general de la división de deportes grupales de la empresa, en enero de 2001, a pocas semanas del estreno de Náufrago.
Según lo que contaron, ni las grandes figuras del deporte estadounidense a las que habían sponsoreado, como el tenista Pete Sampras o Michael Jordan, habían logrado lo que consiguió Tom Hanks con el largometraje.
Tiempo después, la empresa señaló que durante un largo tiempo recibieron numerosas postulaciones de personas que querían trabajar con ellos, gracias al suceso de la película.
Los Angeles Times también informó que en 2001 una de las tres pelotas de voley que aparecen en el largometraje fue subastada por 18.400 dólares. Una suma exorbitante teniendo en cuenta que por mucho tiempo Wilson vendió ese producto, con la misma caja que se ve en la película por menos de 20 dólares.
Muchos años después, en 2015, durante un juego de jockey, Hanks se reencontró de manera sorpresiva con otra de las pelotas utilizadas durante el rodaje.
Mientras el artista se encontraba entre el público, alguien le acercó a Wilson y el actor sonrió para una foto al lado de su inolvidable “amigo”.
Con informacion de Infobae