La cantante Lizzo recibió este verano una demanda procedente de tres de sus antiguas bailarinas, quienes la acusaban, tanto a ella como a sus colaboradores más próximos, de haberlas sometido a un trato degradante y vejatorio a cuenta de su físico. Arianna Davis, Crystal Williams y Noelle Rodriguez, quienes participaron en la última gira musical de la estrella del pop, aseguran además que la intérprete creó un «ambiente laboral hostil» al forzarlas, entre otras cosas, a implicarse activamente en actividades de naturaleza sexual en diversos clubes de striptease.
Estos testimonios se han visto ahora respaldados por las declaraciones que ha ofrecido Asha Daniels a la cadena NBC. Esta diseñadora trabajó en ese tour y, en su día a día, trataba constantemente con las citadas bailarinas y, por supuesto, con la responsable de vestuario del espectáculo, llamada Amanda Nomura. Aunque no ha querido criticar directamente a Lizzo, esta profesional sacado a relucir la actitud supuestamente «racista» de la mencionada Nomura, así como los indignantes comentarios que habría proferido sobre el aspecto de todas las artistas, incluida la propia Lizzo.
«Sentía que vivía en una casa de locos. Era muy impactante», ha señalado en su entrevista. «Por una parte, escuchaba a una mujer negra en un escenario enorme, hablando de amor propio y de ser considerada y empática con los demás, de ser fuerte y defender a los otros. Pero yo era testigo directo de cómo las coristas, las bailarinas y parte del equipo eran acosadas y maltratadas de forma regular», ha explicado sobre las dos caras de esa experiencia.
Según el relato de Asha Daniels, Amanda Nomura se burlaba tanto de las bailarinas como de la propia Lizzo, imitándolas de forma histriónica y recurriendo a «estereotipos ofensivos» ligados a las mujeres de raza negra. Y se refería directamente a varias de estas profesionales como «tontas», «gordas» e «inútiles». Al parecer, parte de ese comportamiento era extensible a otras figuras relevantes del equipo de producción, como la mánager de la gira, Carlina Gugliotta, y la capitana del cuerpo de bailarinas, Shirlene Quigley.
La diseñadora considera que Lizzo consintió, de una forma u otra, esas prácticas abusivas que ejecutaba su propio equipo. Daniels también fue víctima, de acuerdo con su versión de los hechos, de las dinámicas de «acoso sexual» que sufrieron sus compañeras, además de ser explotada laboralmente al verse obligada a trabajar 20 horas diarias, cada día de la semana, durante el transcurso de la gira mundial.
