El film logró un récord al llevarse 11 estatuillas en la entrega de los premios Oscar al año siguiente de su estreno que incluyeron mejor película, mejor director, mejor fotografía, mejor montaje, mejor dirección de arte-decorado de set, mejor diseño de vestuario, mejor banda sonora dramática original, mejor canción original, mejor sonido, mejor edición de efectos de sonido y mejores efectos visuales.
De más está decir que nos referimos a Titanic, la película de James Cameron que significó un punto de quiebre en la industria, con una historia que enamoró al mundo y reflotó todo tipo de teorías sobre lo ocurrido con la clásica embarcación. Lo mismo ocurrió en los últimos días en momentos en que se conociera el trágico incidente que sufriera el submarino Titan, perteneciente a la empresa OceanGate.
Pasados 25 años del estreno original de la película, las escenas no dejan de ser revisitadas por los entusiastas fanáticos, y una de las más cuestionadas es el final alternativo que se diera a conocer tiempo después, al que muchos consideran como algo “poco serio” teniendo en cuenta el tono en que se manejaba el guion, dando por tierra lo que alguna vez pensara su director.
Al llegar al desenlace de la película, los espectadores son testigos de una escena en la que una anciana Rose (Gloria Stuart), de 100 años, sonríe mientras arroja desde la borda del barco el valioso diamante. Tras lanzar la joya al agua, regresa a su camarote y fallece pacíficamente mientras duerme. A medida que se muestran fotografías que ilustran la vida de la protagonista, la película culmina mostrando el barco antes del desastre, con los pasajeros saludando a la joven Rose (Kate Winslet) al encontrarse con Jack (Leonardo DiCaprio). Sin embargo, el final original concebido por Cameron era notablemente diferente.
En dicho desenlace alternativo, la superviviente, ya en edad avanzada, se acerca a la proa del barco que le permitió presenciar la expedición al Titanic. Justo antes de lo que podría interpretarse como un intento de suicidio, en realidad tiene como finalidad únicamente arrojar su preciada joya al mar, un instante en que es interrumpida por su nieta Lizzy y los investigadores responsables. Cuando ella revela que aún poseía ese tesoro personal la cara de incredulidad del científico Brock Lovett se vuelve innegable.
Ella revelaría una frase que quedó marcada en este nuevo epílogo: “Lo más difícil de ser tan pobre, era ser tan rica. Pero cada vez que pensé en venderlo, pensé en Cal. Y de algún modo logré sobrevivir sin su ayuda”. Pero la respuesta del hombre deja más sin palabras a los espectadores: “No sé qué decirle a una mujer que intentó saltar del Titanic cuando no se estaba hundiendo y que después volvió a subirse cuando sí lo hacía”.
La mujer se muestra segura de lo que esta por realizar, explicando que es algo que allí, en el fondo, es donde pertenece. Sin embargo, cumple antes un deseo del investigador, como poder aunque sea tener la joya unos segundos en sus manos, lo que lleva a otra reflexión de ella: “Está buscando tesoros en los lugares equivocados, Sr. Lovett. Solo la vida es invaluable y hace que cada día sea importante”, recordando las palabras de Jack.
Él finalmente entiende las palabras de Rose y no opone resistencia, y es allí donde ella, con un pequeño gesto en sorna arroja la joya dejando boquiabiertos y sin palabras a todos. Bueno, a casi todos, porque Lewis Bodine, otro de los participantes de la expedición, corre hacia la baranda y le grita en la cara: “¡Eso estuvo muy mal, señora!”.
Todos comienzan a reír, entendieron el mensaje de Rose. Menos los espectadores, que desde el momento en que salió a la luz esta versión alternativa del final, que durante tanto tiempo estuvo en la cabeza de su director, no dejaron de cuestionarla, tanto por lo grotesco de la situación como por ensuciar el desenlace que llegó a las salas de todo el mundo.