La desesperación crece en la ciudad de Palu, Indonesia, ya que los residentes se enfrentaron a un quinto día sin el suministro adecuado de alimentos y agua potable, en medio de un fuerte aumento en el número oficial de muertos tras el devastador terremoto y tsunami del pasado viernes 28 de septiembre.
La Agencia Nacional de Desastres de Indonesia dijo que la cantidad de personas que murieron aumentó a 1.234, el martes. Se espera que la cifra sea mayor a medida que los cadáveres continúen siendo recuperados de los escombros.
La situación para muchos de los que quedan vivos es grave, ya que las familias se apresuran a obtener incluso los bienes más básicos. El martes, cientos de personas esperaban en fila bajo el sol ardiente, de pie entre las ruinas y los escombros, con la esperanza de obtener una pequeña cantidad de combustible.
El dinero, sin embargo, es de poca utilidad cuando no hay nada para comprar. Todos los servicios normales en la ciudad han dejado de funcionar. Las tiendas se han destruido o se han quedado vacías, y la comida escasea.
Las carreteras hacia Palu, una ciudad de 350.000 habitantes, permanecen parcialmente bloqueadas y la ayuda ha tardado en llegar. Los barcos indonesios que transportan alimentos y agua aún no han llegado.
Los informes de saqueos están muy extendidos, ya que grupos de sobrevivientes buscan suministros esenciales en edificios desiertos. El martes, CNN presenció cómo el personal militar perseguía a presuntos saqueadores de una tienda de comestibles vacía.
Y sobre la emergencia que vive Indonesia, tras el terremoto y tsunami que la azotaron, un funcionario de la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja describió la situación en el terreno como «una pesadilla».
Cinco días después de las primeras olas del tsunami que chocaron contra la ciudad, los cuerpos de las víctimas permanecen sin enterrar a un lado de las carreteras. En un cementerio público en las afueras de la ciudad, los trabajadores continúan cavando una fosa común del tamaño de un campo de fútbol en un esfuerzo por enterrar tantos cuerpos lo más rápido posible.
Se han colocado casi 200 cuerpos en el foso, y se agregan más cada hora. Algunas tarjetas de identificación se encuentran en el suelo cercano, pero los trabajadores dijeron a CNN que no se habían identificado todos los cuerpos antes de enterrarlos.
Segundo sismo
El martes por la mañana, hubo otro recordatorio de la constante amenaza de actividad sísmica en Indonesia, cuando un sismo de magnitud 6,0 sacudió la isla de Sumba en el este del país.
El video del epicentro mostró pánico entre los residentes y cómo los estudiantes huían de edificios y casas. No ha habido informes de heridos, el temblor no provocó una alerta de tsunami.