Broche de oro en la 109ª edición del Tour de Francia, en una de las ediciones de la ronda gala más espectaculares que se recuerdan de los últimos. ‘La Grande Boucle’ afrontaba este sábado la penúltima etapa competitiva de verdad, con permiso del paseo triunfal este domingo del ganador camino de los Campos Elíseos y de la lucha por el sprint en la ‘ciudad de la luz’, con la contrarreloj individual más larga en ocho años en el Tour. Una CRI larga y dura, disputada sobre un asfalto bastante rugoso y lento, tal como la había definido Tadej Pogacar, el doble vencedor del Tour las dos últimas ediciones y que este año ha tenido que rendirse al rendimiento excelso del virtual ganador, el danés Jonas Vingegaard, y su equipo, el Jumbo-Visma.
Cuando los diseñadores del recorrido del Tour dibujaron sobre el papel la crono final del Tour a buen seguro que en sus cálculos estaba que la CRI sirviera para decidir qué corredor iba a ganar en París, contando que la diferencia entre los primeros clasificados fuera más ajustada, pero las prestaciones del danés Vingegaard y las de su equipo, Jumbo-Visma, han sido tan excelsas que Tadej Pogacar (2º) no tenía ninguna opción de asaltar el liderato de Vingegaard, al estar a 3’26» del danés, salvo una desgracia que nadie hubiera deseado. Y no sólo estaban decididas las dos primeras plazas, sino que también lo estaba el peldaño inferior del podio en favor de Geraint Thomas. Una situación que parecía que podía deslucir el espectáculo de la contrarreloj y nada de esto ha sucedido.
En vez de contenerse, de ir a asegurar, de no arriesgar y de pedalear con cabeza, los corredores que más páginas de gloria dieron en este Tour salieron con la idea de demostrar el por qué se ha hablado tanto de ellos a lo largo de las 20 etapas disputadas con la de este sábado. Tal como se esperaba, Filippo Ganna era el primer corredor que marcaba un tiempo para tener en cuenta, pero el campeón del mundo, que ya no estuvo del todo fino en la crono inicial del Tour en Dinamarca, tuvo que rendirse a la superioridad de cuatro ciclistas más: los tres fantásticos del podio y el cuarto fantástico, el belga Wout Van Aert, que a la postre sería el que se llevaría la victoria.
Guerra sin cuartel del primer al último kilómetro
El primer parcial ya era indicativo de por dónde iban a ir los tiros, cuando Vingegaard marcaba el mejor tiempo, con siete segundos de margen sobre Pogacar y ocho sobre Van Aert, con Thomas a nueve. El danés quiso honrar el maillot amarillo y salió a la crono a darlo todo, incluso arriesgando más de la cuenta, tanto que en la última sección casi se va contra un muro. Fue ese el instante en el que Van Aert sabía ya que la contrarreloj era suya, después de que Vingegaard le hubiera superado también en las dos tomas de tiempo posteriores.
Tras el susto, el danés bajó la intensidad, pero entró en meta celebrando en su interior la gran victoria en el Tour de Francia de 2022, convirtiéndose en el segundo corredor danés que subirá a lo más alto del podio de París tras Bjarne Riis en 1996. Poco podía imaginarse Vingegaard, por más que lo hubiera ideado, el día de la presentación de los equipos en Copenhague que él iba salir por la puerta grande del Tour este año. Pleno de Dinamarca este año en la madre de todas las carreras ciclistas, con la gran salida y el maillot amarillo.
Van Aert esperó con una sonrisa en la zona de llegada para celebrar con su compañero el triunfo y felicitarle por su rendimiento en el Tour, antes de que Jonas se fundiera en un tierno abrazo con su mujer y su hija. Fue un momento de liberar la tensión acumulada, en el que no faltaron las lágrimas, resbalando también éstas por la mejilla de un Van Aert que no sólo ha sido el gran protagonistas de este Tour y hombre clave en la victoria de Vingegaard, sino hoy ha sumado su tercera victoria en la ronda gala 2022. No descarten una cuarta mañana en París.