La medida, que entró en vigor a última hora de este miércoles, permitirá a la región acceder a recursos especiales del Estado para lidiar con la catástrofe.
«Todos los órganos del Estado quedan urgidos a fortalecer el apoyo a las estructuras existentes para implementar disposiciones de contingencia», señala el comunicado gubernamental que confirma la declaración de estado de desastre, difundido este jueves a la prensa.
Hasta la fecha, el número de víctimas mortales confirmadas es de 306, pero no se descarta que el cómputo siga subiendo.
Los servicios meteorológicos sudafricanos prevén que, aunque las lluvias den un respiro durante la jornada de hoy, las precipitaciones se reactiven mañana y continúen durante todo el fin de semana.
Los daños materiales son muy extensos y ascenderán a pérdidas millonarias, según anticipó este miércoles el jefe de Gobierno de KwaZulu-Natal, Sihle Zikalala.
En muchas partes de la provincia los ciudadanos permanecen sin luz ni agua y muchas de las principales carreteras continúan intransitables.
Las autoridades locales también estiman que cientos de personas se han quedado sin hogar.
En el área metropolitana de Durban, la urbe más poblada de KwaZulu-Natal y la tercera más grande de Sudáfrica, el puerto -el más importante de transporte marítimo de carga de todo el continente africano- tuvo que suspender sus operaciones este miércoles y también los ferrocarriles de la zona registraron importantes daños.
Las lluvias comenzaron durante el fin de semana y empeoraron especialmente a partir del lunes.
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, visitó este miércoles el área afectada y, en declaraciones a la prensa, afirmó que estas inundaciones son una «catástrofe de enormes proporciones» relacionada directamente con el cambio climático.
En 2019 esta región también experimentó lluvias torrenciales con inundaciones que dejaron unos 80 muertos en esta misma época del año.