Fue persona del año para la revista Time, considerado “alcalde de América” por su reacción a los atentados del 11-S en Nueva York y también brazo de hierro contra el crimen organizado por su etapa como fiscal en la ciudad de los rascacielos. Durante años, Rudy Giuliani logró ocupar un buen lugar en el club de los republicanos más apreciados en el panorama nacional. Desde este jueves, no podrá ejercer ni como abogado en el Estado de Nueva York. Un tribunal de apelaciones ha decidido suspender su licencia al concluir que hizo declaraciones “demostrablemente falsas y engañosas” con el fin de revertir la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020. Como abogado personal de Donald Trump, Giuliani capitaneó la batalla judicial del republicano por impugnar una derrota electoral agitando bulos de fraude que ningún juez ha corroborado.
En un documento de 33 páginas, la división de apelaciones del Tribunal Supremo del Estado de Nueva York establece que la actuación del jurista supone una amenaza al “interés público” y merece la “suspensión interina de su licencia para ejercer” la abogacía. “Las declaraciones falsas dirigidas a fomentar una pérdida de confianza en nuestras elecciones y, como resultado, en la confianza en nuestro Gobierno, dañan de forma general el funcionamiento adecuado de una sociedad libre”, señala el texto. “Concluimos que hay pruebas incontestables de que [Giuliani] hizo declaraciones demostrablemente falsas a los tribunales, los legisladores y el público en general como abogado del expresidente Donald Trump” dentro del “intento fracasado de Trump para su reelección”, apunta también.
La cruzada de Giuliani pasó por denunciar una “conspiración nacional” y por sostener incluso que los votos se contaron en España y Alemania por una compañía venezolana de “aliados de Maduro y Chávez”, que actuaría, a su vez, a través de otra empresa española, en referencia a Indra, que tuvo que desmentir cualquier relación contractual con ninguna de esas firmas. El abogado se enfrenta a problemas con la compañía de máquinas de votación Dominion Voting Systems, que le reclama una indemnización de 1.300 millones de dólares por involucrarla en la “gran mentira” sobre el fraude electoral.
Giuliani, de 77 años, comenzó a ejercer como abogado en Nueva York en 1969, trabajó en la Administración de Ronald Reagan y fue nombrado fiscal de Estados Unidos para Manhattan en 1983. Fue alcalde de Nueva York entre 1994 y 2001 y, a partir de ahí, comenzó su declive. Protagonizó en 2008 una suicida carrera por la Casa Blanca, saltándose las primeras batallas de las primarias republicanas y fiándolo todo a Florida. Fracasó estrepitosamente. Después, se volcó en sus actividades de consultoría a empresas y países, entre ellos, Ucrania. Como abogado de Trump, desempeñó un papel clave en las presiones al Gobierno de Kiev para hallar trapos sucios sobre Biden, origen del segundo juicio (impeachment) a Trump en el Senado. La medida de este jueves es el último episodio de una decadencia de años.
Cuando pierdes el rumbo de tus acciones..en el imperio cualquiera puede demandar..pero si no lo demuestras ahi las consecuencias…
ya se va a declarar este un perseguido politico.