Las autoridades sanitarias de Río de Janeiro han confirmado los primeros fallecimientos a causa de la variante delta del coronavirus en la metrópoli brasileña y han avisado que esta cepa, muy contagiosa, está a punto de causar una nueva ola de casos.
Las muertes suceden en un momento crítico porque la ciudad ha anunciado el viernes la suspensión temporal de la aplicación de la primera dosis de la vacuna por falta de suministros, según la cadena O Globo. El calendario se ha paralizado cuando iba a comenzar la inoculación para las personas de 25 años. Aún quedan más de 486.000 habitantes de la ciudad de Río de Janeiro con edades comprendidas entre los 30 y los 39 años sin recibir la primera dosis.
“Es de esperar que la variante acabe convirtiéndose en la dominante en la ciudad”, ha explicado el secretario de Salud de la ciudad, Daniel Soranz. Por ello, las autoridades de la urbe han decidido ampliar las restricciones en vigor, entre ellas el uso obligatorio de la mascarilla, hasta el 9 de agosto.
Las muertes fueron vinculadas por vez primera a la cepa el jueves. Todos los fallecidos fueron identificados fuera de la ciudad y no tenían la pauta completa de la vacunación.
Un total aproximado de 19,1 millones de personas han dado positivo en Brasil desde el inicio de la pandemia. De ellas, unas 534.000 han fallecido.
La variante Delta sería 137% más mortal y va camino a convertirse en la más dominante en todo el mundo
Mientras el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) alertó el viernes que la variante Delta del COVID-19 es ya dominante en Europa y se expande velozmente en ese territorio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) citó esta semana dos nuevos estudios que advierten de la mayor peligrosidad de la mutación surgida en la India.
Se trata de trabajos realizados por investigadores de China y Canadá, que aún no fueron publicados en una revista especializada.
Según el estudio canadiense, los riesgos para la salud de contraer COVID-19 con la variante Delta son significativamente mayores que con los primeros tipos de coronavirus: las posibilidades de hospitalización aumentan en torno al 120%, y las de necesitar cuidados intensivos son de alrededor del 287%. El riesgo de muerte asciende, por tanto, según los expertos, a más de un 137%.
Para el estudio de China, se examinó a personas que estaban en cuarentena tras haber tenido un contacto estrecho con un infectado con la variante Delta. La prueba PCR les dio positivo tras una media de cuatro días, en lugar de seis, como ocurría con las primeras variantes. Además, la carga viral resultó 1.200 veces mayor en la primera prueba positiva que en las variantes originales del virus.
“Esto sugiere que esta preocupante variante puede reproducirse más rápidamente y ser más contagiosa en las primeras etapas de la infección”, señaló la OMS a la luz de los datos.
En todo el mundo, el número de nuevos casos de infección por el coronavirus aumentó un 12%, hasta alcanzar los 3,4 millones en la semana hasta el 18 de julio. El mayor número de casos nuevos se registró en Indonesia (más del 44%) y Reino Unido (más del 41%).
Los organismos sanitarios de los diferentes Estados apuntan a que detrás de este aumento se encuentra la mayor contagiosidad de la variante Delta. Por ejemplo, varios países volvieron a disponer medidas de restricción para frenar el contagio o incluso nuevas estrategias, como el pase sanitario en Francia, obligatorio desde este miércoles para acceder a lugares de ocio y cultura en el país.
Así las cosas, la OMS prevé que la variante Delta, que ya representa más de tres cuartas partes de los nuevos casos de COVID en muchos países, predominará en todo el mundo en los próximos meses.