Gracias al uso de Rayos X, elementos de la Policía Federal y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) rescataron a 51 migrantes que viajaban hacinados dentro de un camión de carga en Zacatecas, informó la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Mediante un comunicado se detalló que la madrugada del domingo, el camión fue inspeccionado con el apoyo de los Rayos X en un punto de revisión ubicado en el municipio de Concepción del Oro. Fue cuando las fuerzas federales detectaron que en el área de carga del tracto camión, viajaban ocultas varias personas.
La dependencia señaló que «fueron rescatados 51 centroamericanos, entre ellos 21 menores de edad, originarios de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Ecuador. También fueron localizados 225 mil pesos en efectivo».
Los migrantes recibieron los primeros auxilios y posteriormente fueron puestos a disposición del Instituto Nacional de Migración.
En tanto, el dinero, el camión y el operador de la unidad de carga fueron puestos a disposición del Agente del Ministerio Público Federal para continuar con las investigaciones correspondientes y deslindar responsabilidades.
Huyen de sus países por miedo y hambre; pero en su trayecto enfrentan adversidades de todo tipo en los que arriesgan su vida y la de sus seres queridos. Y cuando finalmente llegan a México, un país «de acogida», se enfrentan a tratos denigrantes por parte de las autoridades y lo que es peor, a la incertidumbre de ser secuestrados y hasta asesinados.
En Tamaulipas el secuestro de migrantes es una práctica que se ha extendido entre los grupos delictivos. De acuerdo con testimonios recogidos, los criminales los tienen identificados desde que llegan a las terminales de autobuses en Nuevo Laredo.
Existen casas de seguridad donde son retenidos para ser extorsionados, golpeados y violados. Algunos sufren amenazas de muerte, son detenidos por largos periodos para realizar trabajos forzados, sufren explotación sexual o reclutamiento forzado por bandas criminales.
José, de nacionalidad guatemalteca, fue secuestrado en Tamaulipas. Su testimonio, recabado por Médicos Sin Fronteras, da cuenta de la realidad que enfrenta este grupo altamente vulnerable.
«Cuando me secuestran me llevan a la casa abandonada. Y allí, donde llego, están varios niños, señoras, mujeres de 15 años».
Los delincuentes se ponen en contacto por teléfono con los familiares de las víctimas, quienes son brutalmente golpeadas si corren con la mala suerte de que nadie atienda la llamada.
«Le empiezan a golpear a uno en donde sea, en la cara, el estómago, lo dejan golpeado y después lo encierran».
José venía huyendo de la Mara Salvatrucha en Guatemala, todos sus compañeros fueron asesinados. Ahora él tiene que esconder su rostro por miedo a represalias de quienes lo secuestraron.
La condición de vulnerabilidad en la que viven por su paso en México está condicionada a su vez por el gobierno.
Médicos sin Fronteras ha denunciando que son las redadas y detenciones masivas en la frontera sur, emprendidas por las autoridades mexicanas, las que condenan a los migrantes a la clandestinidad, exponiéndolos a la violencia que impera en el país y obligándolos a transitar por rutas cada vez más peligrosas e impidiéndoles el acceso a servicios de salud.
Las condiciones incluso fuerzan a los migrantes a recurrir a bandas criminales que negocian con el tráfico de seres humanos.
Las actuales políticas migratorias que han adoptado Estados Unidos y México podrían empeorar la situación. Y es que ambos países han anunciado la expansión del protocolo «Quédate en México» (Remain-in-México) a la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
María Hernández Matas, del equipo de coordinación de Médicos Sin Fronteras en México, advirtió que devolver a las personas que buscan asilo y obligarlos a permanecer en Nuevo Laredo «es una política inhumana; es ponerlos en manos del crimen organizado, donde ser migrante es sinónimo de ser una mercancía».
Los miembros de la organización internacional han sido testigos de los peligros a los que se exponen los migrantes y refugiados en los albergues de Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros; se encuentran constantemente expuestos a robos, violaciones, extorsiones, secuestros e incluso, homicidios.
De acuerdo con datos de la organización, el 45% de los pacientes atendidos de enero a mayo de 2019 en Nuevo Laredo sufrieron un evento de violencia en la ciudad mientras esperaban cruzar hacia Estados Unidos.
María Hernández aseguró que México no puede considerarse un país seguro para los migrantes que huyen de la violencia «y Tamaulipas es una buena muestra de ello», enfatizó.
Recordó que el propio gobierno de Estados Unidos clasifica a Tamaulipas como un estado en categoría 4 de peligrosidad, por lo que exhorta a no viajar allí debido al riesgo de secuestro. Ésta es la misma categoría que la Unión Americana utiliza para países en guerra en distintas partes del mundo, como figura en la página del Departamento de Estado.