Este domingo 5 de julio, una semana después del fin de una cuarentena que duró 100 días por el coronavirus, los ciudadanos de la República Dominicana acudirán a las urnas para elegir al sucesor del actual presidente, Danilo Medina, en medio de una grave crisis sanitaria y económica en el país centroamericano por el coronavirus.
La elección nacional había sido programada inicialmente para el 17 de mayo, pero debido a la pandemia se postergó al mes corriente, con el objetivo de cumplir el mandato constitucional que establece el traspaso de poderes el 16 de agosto.
Será una votación atípica ya que, a pesar de haber levantado las medidas de confinamiento, la República Dominicana está lejos aún de tener controlado al virus. De hecho, para la campaña electoral, iniciada el 17 de marzo pasado, no se permitieron mítines ni actos multitudinarios.
«Ponte tu mascarilla y sal a votar»
La nación superó los 30.000 contagios de covid-19 y acumula más de 700 muertos, y el propio presidente Medina reconoció que en las últimas semanas los casos están subiendo. Por eso, los 7,5 millones de votantes habilitados deberán llevar obligatoriamente tapabocas, desinfectar sus manos con alcohol y mantener el distanciamiento social de dos metros en los centros de sufragio.
«Ponte tu mascarilla y sal a votar», fue el slogan elegido por las autoridades en los mensajes publicitarios. Pero para algunos dominicanos, el protocolo sanitario de diez puntos, aprobado por la Junta Central Electoral (JCE), no alcanza para garantizar que no correrán riesgos, por lo que muchos dudan de participar del acto democrático.
La realidad del país se ve atravesada además por una profunda crisis económica, en una nación donde el turismo, suspendido por la pandemia, representa el 8 % del PIB. Tras una contracción de la actividad económica de casi 30 % en abril, el Gobierno habilitó la reapertura del sector y los aeropuertos, aunque con estrictas medidas sanitarias.
En ese marco, el candidato opositor Luis Abinader, economista y empresario de 52 años, líder del Partido Revolucionario Moderno (PRD), se erige como uno de los principales aspirantes a la presidencia de este país de 10,6 millones de habitantes.
El postulante que propone un «cambio» y luchar contra la corrupción y la impunidad en la República Dominicana, padeció covid-19, pero lo superó luego de dos semanas de convalecencia.
Por su parte, el candidato oficialista Gonzalo Castillo, empresario de 59 años, buscará mantener la administración del país en manos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que gobierna ininterrumpidamente desde 2004.
En la carrera se anota también el expresidente Leonel Fernández Reyna (1996-2000 y 2004 2012), abogado y escritor de 66 años que abandonó el PLD en 2019 para sumarse al Partido de los Trabajadores Dominicanos, renombrado como Fuerza del Pueblo (FP).
La nómina la completan Ismael Reyes Cruz, por el Partido Demócrata Institucional (PDI); Guillermo Moreno García, de Alianza País; y Juan Cohen Sander, representando al Partido Nacional Voluntad Ciudadana (PNVC). No compite ninguna mujer para el cargo de jefa de Estado.
Además de presidente y vicepresidente, la elección define 32 senadores, 190 diputados y 20 representantes en el Parlamento Centroamericano (Parlacen).
Por otra parte, la Misión de Observación Electoral (MOE) dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA), hará un seguimiento del proceso electoral mediante el despliegue, en todo el territorio, de 80 expertos de 18 nacionalidades.
Para ganar la elección, el candidato con más votos debe obtener más del 50 % de los sufragios. De lo contrario, el 26 de julio se realizará una segunda vuelta entre los dos aspirantes más elegidos en la primera ronda.