La ministra británica del Interior, Suella Braveman, confirmó el miércoles su renuncia atribuyéndola a un mal uso de su mail personal, pero aprovechó la ocasión para expresar su “preocupación por el rumbo del gobierno” de la primera ministra conservadora Liz Truss.
En su carta de renuncia, Braverman, del ala dura del Partido Conservador, reconoce que envió un documento oficial desde su mail personal, pero lamentó que el gobierno “incumpliera promesas clave”, sobre todo en materia de lucha contra la inmigración ilegal.
En su reemplazo Truss designó como titular de Interior a Grant Shapps, que ocupó la cartera de Transporte durante el anterior Gobierno de Boris Johnson.
Shapps, que respaldó en las primarias conservadoras al rival de Truss, Rishi Sunak, fue uno de los “tories” más críticos con el recorte de impuestos que la primera ministra se vio obligada a retirar ante las turbulencias financieras que provocó en los mercados.
“Obviamente, estamos en un momento turbulento para el Gobierno, pero lo más importante es que la gente en este país tenga seguridad y por eso es un gran honor para mí haber sido designado ministro de Interior”, declaró Shapps a los medios.
La jefa del Ejecutivo, que lucha por mantenerse en el cargo pese a haberse desplomado en las encuestas y afrontar presiones internas para abandonar Downing Street, expresó en una carta pública su aceptación de la renuncia de Braverman.
“Es importante que el código ministerial y la confidencialidad del gabinete (de Gobierno) se respete”, afirmó la primera ministra.
“Estoy agradecida por su servicio como ministra de Interior. Su tiempo en el cargo (un mes y medio) ha estado marcado por su firme compromiso por mantener la seguridad de los británicos”, agregó.
El nuevo ministro de Interior fue uno de las cabecillas de la revuelta “tory” contra los planes fiscales de Truss en el último congreso anual de los conservadores, celebrado a principios de este mes.
“No deberíamos enturbiar las aguas con recortes de impuestos para los ricos ahora mismo, cuando la prioridad tienen que ser los hogares corrientes”, dijo Shapps durante el congreso.
Desde entonces, Truss ha destituido al ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, y ha dado marcha atrás en la mayoría de sus planes fiscales, que llevaron al Banco de Inglaterra a iniciar una compra de emergencia de bonos soberanos ante un “riesgo material para la estabilidad financiera del Reino Unido”.
Debilitada por haber tenido que renunciar a casi la totalidad de las medidas anunciadas a fines de septiembre que asustaron a los mercados financieros, Truss declaró haber corregido la situación “en el interés nacional para garantizar al país la estabilidad económica”.
El índice de precios al consumo (IPC) del Reino Unido se situó en septiembre en el 10,1%, frente al 9,9% en agosto, por lo que se mantiene en el nivel más alto en 40 años, informó este miércoles la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, en inglés).
El ascenso de la inflación respondió al incremento de los servicios de los hogares, principalmente el alza de la electricidad y el gas, así como al aumento de los alimentos, las bebidas no alcohólicas y el transporte, añadió la ONS.
El director de estadísticas económicas de la ONS, Darren Morgan, dijo que, después de una ligera caída el mes pasado, la inflación ha vuelto a subir, debido al “incrementos adicionales en los alimentos, que experimentaron su mayor aumento anual en más de 40 años, mientras que los precios de los hoteles también aumentaron después de caer en esta época el año pasado”.
“Estos aumentos fueron parcialmente contrarrestados por las continuas caídas en los costes de la gasolina, con los precios de las aerolíneas cayendo más de lo normal para esta época del año y los precios de los automóviles usados también subieron menos que los grandes aumentos observados el año pasado”, agregó.