La tasa de desocupación de Brasil alcanzó el 14,6% entre julio y septiembre de 2020, lo que supone un nuevo récord en el registro de la serie histórica iniciada en 2012 tras superar la tasa del 14,4% anotada en el trimestre anterior, según datos presentados este viernes por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
En números absolutos, 1,3 millones de personas se sumaron en la búsqueda de un empleo en el país entre julio y septiembre. Este aumento del desempleo, según el IBGE, es reflejo de la flexibilización de las medidas de aislamiento social impuestas por los Gobiernos entre marzo y mayo como un intento de frenar la pandemia del coronavirus en el país, que empezaron a ser levantadas a partir de junio para reactivar la economía.
“Con la relajación de esas medidas, empezamos a percibir un mayor contingente de personas en búsqueda de una ocupación”, explicó la analista del estudio, Adriana Beringuy, citada en un comunicado. Hay que tener en cuenta que para ser considerado desempleado, un individuo debe buscar empleo de forma continua, si no, no es considerado parte de la Población Económicamente Activa.
La tasa de desempleo subió en 10 de los 27 estados brasileños y se mantuvo estable en los demás, lo que indica, alertó la analista, que todas las regiones “tuvieron, de alguna forma, el mercado de trabajo bastante afectado”.
En cuanto a la población ocupada, el IBGE señaló que bajó en un 1,1% (880.000 trabajadores menos) en el tercer trimestre con respecto a los tres meses inmediatamente anteriores y alcanzó los 82,5 millones de personas, lo que equivale a una tasa de ocupación del 47,1%, igualmente el menor nivel ya registrado desde 2012.
Septiembre fue el primer mes en que el valor de la ayuda de emergencia cayó a 300 reales (USD 55). En agosto, según los expertos, la perspectiva de la reducción del beneficio llevó a más gente a buscar trabajo, lo que aumentó la tasa de desempleo. Pero puede que aún hubiera entonces muchas personas que optaran por esperar un poco más para reanudar la búsqueda, de modo que la tasa real del desempleo podrían ser aún mayor.
El IBGE alertó que, desde mayo, el nivel de ocupación en el país está por debajo del 50%, lo cual apunta que “menos de la mitad de la población con edad para trabajar está ocupada”. Además, se registró un récord en el número de “desalentados”, que es como el instituto considera a las personas que han desistido de buscar un empleo y que sumaron 5,9 millones de personas en septiembre. La tasa de informalidad en el tercer trimestre se ubicó en un 38,4%, lo que representa 31,6 millones de trabajadores informales, frente al 36,9% registrado en los tres meses anteriores.
La emergencia sanitaria y económica provocada por el covid-19 golpeó a Brasil en momentos en que aún sufría los efectos de la severa crisis económica en que se sumergió durante el período 2015-2016, cuando el producto interior bruto (PIB) se retrajo cerca de 7 puntos porcentuales.
Desde entonces, la economía brasileña ha crecido un insuficiente 1% anual, pero esa tendencia se interrumpió este año debido al impacto del coronavirus, que provocará un nuevo derrumbe que, según las últimas proyecciones, estará alrededor de un 4,5 por ciento.
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Gracias a las políticas populalacheras de los líderes cool, que prefieren regalar bolsas de comida en lugar de propiciar leyes para potenciar las fuentes de trabajo. Gracias señor Bolsonaro.