Las autoridades de Australia ordenaron el martes la evacuación de unas 40.000 personas debido a las inundaciones en la costa este del país, que se han cobrado la vida de nueve personas y 11 permanecen desaparecidas.
Las lluvias torrenciales que caen desde principios de la semana pasada en las regiones de Queensland y Nueva Gales del Sur han dejado una estela de devastación, aún no cuantificada, y sumergido ciudades como Brisbane, la tercera más poblada del país, y la localidad de Gympie, así como Lismore, a 600 kilómetros al norte de Sídney.
En Lismore, donde muchos residentes tuvieron que resguardarse durante horas en los techos de sus casas, así como en otras localidades de la costa norte de Nueva Gales del Sur, se han producido mil rescates, dijo el jefe del gobierno de Nueva Gales del Sur, Dominique Perrottet, en rueda de prensa en Sídney.
Perrottet, quien anunció que se ha declarado zonas de desastre a 17 jurisdicciones, también explicó que se han emitido 26 órdenes de evacuación que afectan a unas 40.000 personas y otras cinco alertas de evacuación, las cuales afectan a otros 300.000 pobladores.
«En este momento nos centramos en el norte, pero rápidamente, como ya comenzamos a ver en Sídney, las fuertes y severas lluvias se desplazan hacia el sur», advirtió el político en referencia al pronóstico de fuertes lluvias a partir de esta noche en la ciudad más poblada de Australia.
Al menos nueve personas han perdido la vida (ocho en Queensland y uno en Nueva Gales del Sur) por este desastre y otras once permanecen desaparecidas (dos en Queensland y nueve en Nueva Gales del Sur).
«Nuestra prioridad es asegurarnos de que todas esas personas sean encontradas y estén a salvo», apuntó el alcalde de Lismore, Steve Krieg, esta mañana al canal 7 de la televisión local, al remarcar que mantienen abiertas 400 operaciones de rescate.
En algunas partes de Queensland las aguas han comenzado a ceder y se han iniciado las tareas de limpieza, que han afectado a unas 15.000 viviendas, aunque las autoridades tienen problemas para la distribución de la ayuda por vía terrestre y preocupa la posible llegada de nuevos temporales.