Las constantes noticias de tragedias de migrantes ahogados, muchos de ellos niños que intentaban cruzar el Río Bravo, conmovieron al nicaragüense Mario Orozco, quien decidió impartir clases de natación a quienes planean enfrentarse a la fuerza del conocido en Estados Unidos como Río Bravo, paso obligado para quienes buscan llegar a este país desde Centroamérica.
Muchos migrantes son víctimas de extorsión, secuestro y abusos por parte del crimen organizado. Pero una de las pruebas más difíciles de la travesía para muchos es pasar el último tramo del viaje: el río que separa a Estados Unidos de México.
«Esta iniciativa la tomamos cuando nos dimos cuenta de que murieron varias amistades de nosotros tratando de cruzar el río Bravo y fue muy conmovedor de que si yo sabía las técnicas en aguas abiertas, siendo un nadador profesional con 20 años de experiencia, decidí tomar un día de mis días libres para dar clases gratis para seguir evitando todas estas tragedias», contó Orozco.
«No sabiendo nadar, llevan un poco más de riesgo ellos [los migrantes] al momento de cruzar ese rio, que es súper bravo, y contra corrientes que son muy fuertes. Les estoy enseñando las técnicas para que puedan sobrevivir en ese momento», agregó Orozco.
«El río es traicionero», dicen migrantes, conscientes de las docenas de personas que se ahogaron este año mientras cruzaban la frontera para buscar asilo. Sin embargo, eso no los detiene y dicen que lo que necesitan es prepararse.
Según le dijo la migrante Martha Martínez , “en el Río Grande ha muerto mucha gente, más mujeres, muy jóvenes”.
Martínez es una de los migrantes que recibe clases de natación con Orozco para enfrentarse a las aguas del imponente río.
«Me informé en Facebook y decían que era gratis, entonces yo me decidí a venir, pero primero porque no sé nadar, y voy a viajar», añadió la mujer.
Para el migrante Eddy Guzmán, «no solo el peligro es el agua, porque hay muchos peligros, pero sabiendo que es un punto donde tiene que pasar uno, tiene que llevar una idea porque imagínese que me vaya al río y me vaya metiendo y no llevo ni idea».
Según la Organización Internacional para las Migraciones, el 2021 marcó un año récord de muertes de migrantes que buscaban cruzar la frontera entre Estados Unidos y México. En diciembre, según la agencia, al menos 650 personas murieron, marcando el año más mortífero desde que se comenzó a registrar esa estadística en el 2014.