La mañana del 16 de diciembre de 2017 marcó un antes y un después para el clan Hernández Alvarado. A 20 días de la “cuestionada reelección” del mandatario hondureño Juan Orlando Hernández el helicóptero que transportaba a su hermana Hilda Hernández, exministra de Estrategia y Comunicaciones, Directora de Marca País, asesora de campaña y mano derecha del presidente sufrió un accidente.
No hubo testigos ni sobrevivientes en la tragedia área del Ecueriel AS350B-30, con matrícula FAH-905, ocurrida sobre la Reserva Biológica Yerba Buena, a unos 64 kilómetros de Tegucigalpa. Hubo duelo por la pérdida de la funcionaria y los cinco acompañantes. Hilda era ingeniera forestal y había fungido en tres gobiernos del Partido Nacional desempeñando altos cargos, incluido el de su hermano menor.
De aquel accidente de la aeronave militar cuyos reportes indicaron que estaba en “perfectas condiciones técnicas”, con pocas horas de vuelo y sometida “exhaustiva revisión», aún quedan dudas.
Luego del reconocimiento de los cuerpos de los seis tripulantes –todos miembros del ejército asignados a la seguridad y asistencia de la funcionaria- y los sucesivos actos fúnebres bajo el control del alto mando militar, el caso pasó a categoría de secreto de Estado, dejando más preguntas que respuestas.
Teorías conspirativas
Entre las hipótesis urbanas que proliferaron en aquellos días de extrema polarización por unas elecciones generales que la Comunidad Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) coincidieron en que había “problemas e irregularidades graves” que cuestionaban la total “transparencia de los resultados”, llegó a decirse que Hilda Hernández no iba en el helicóptero.
Pero la entonces directora de Medicina Legal, Julissa Villanueva, hoy viceministra de Seguridad, salió al paso para certificar que las pruebas de ADN eran concluyentes en que la hermana del presidente Hernández estaba entre los fallecidos.
Sin embargo no se pudieron despejar las dudas sobre el origen del siniestro, al sortearse varias hipótesis: una de ellas apuntó a que la nave habría explotado en el aire, por lo que los cuerpos quedaron dispersos, fragmentados, calcinados e irreconocibles.
Hoy -dice el politólogo e historiador hondureño Rodolfo Pastor a la Voz de América que- cualquier persona bien informada sabe que a Hilda Hernández “la ejecutó un cartel de la droga en venganza por lo que Juan Orlando Hernández les había hecho a ellos, eso es bien sabido y las autoridades de Estados Unidos lo deben saber muy bien”.
Para este investigador a pesar que el caso quedó bajo llave las evidencias y el tiempo han demostrado que ese “ajuste de cuentas” fue un mensaje fatal ante “la persecución sistemática de Juan Orlando Hernández contra los otros carteles”.
Dora Isabel Rubio, madre de la capitana de infantería Patricia Valladares Rubio, asignada al equipo de Hilda Hernández, y quien la acompañó a aquel fatídico viaje con destino a Comayagua, ha pedido a la presidente Xiomara Castro que levante el secreto de Estado al caso y se abra una investigación, según reportó El Heraldo.
Rubio dice que la presidenta Castro de Zelaya debe “destapar esas historias y que ordene una investigación independiente”, para resarcir a las víctimas y sus familias, que han tenido que llevar en silencio el luto y en su caso personal “bajo amenazas” por haber pedido que se esclareciera el caso.
“Pienso que quien cerró esa historia de mi hija fue Juan Orlando Hernández (…) el temor que tengo es menor. Solo quiero saber cual fue la resolución de lo que pasó. En mi corazón yo sé que no fue un accidente”, ha dicho Rubio.
En mayo de 2019, fiscales federales de Estados Unidos archivaron documentos en los que se revelaba que Hilda Hernández, junto a su hermano Juan Orlando y otros funcionarios del gobierno eran investigados por supuesto narcotráfico “a gran escala y lavado de dinero” proveniente del comercio de cocaína enviada a EEUU, las supuestas operaciones habrían iniciado en 2013.
Ante la trágica muerte de su hermana, el entonces presidente Hernández, dijo que era una “dura prueba que estamos atravesando (como familia)”, y agradeció los pésames que llegaron desde la comunidad internacional y de diferentes sectores de Honduras.
El peritaje técnico sobre el accidente de Hilda Hernández se inclinó por una posible “desorientación espacial” cuando los pilotos habrían entrado en un campo nebuloso –por mal tiempo- contrapuesto a la recomendación del fabricante, ya que los helicópteros están diseñados para mantener el vuelo de forma visual.
En cuanto a los señalamientos al clan familiar y en especial el suyo propio y su hermana, el expresidente Hernández se ha mantenido firme en su inocencia, y ha dicho una y otra vez que todo está basado en “venganza” de los capos que capturó, y facilitó extraditar a Estados Unidos”, mismos que han declarado en contra del exmandatario y su familia.
La documentación archivada por el gobierno de Estados Unidos salió a la luz en 2020 como parte de la documentación presentada por el Departamento de Justicia en el caso contra el hermano del expresidente, Tony Hernández en el juicio en Nueva York.
Del campo a la ciudad
Los hermanos Hernández Alvarado provienen de una familia “rural acomodada” como los describió el informe del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) de Honduras, bajo el titulo La caída de un presidente: Juan Orlando Hernández Alvarado.
El estudio de esta organización no gubernamental reseñó que el expresidente y su familia experimentaron un rápido incremento de su patrimonio, gracias a los nexos políticos y «oscuros negocios» creados en dos décadas en las esferas de poder.
“El señor Hernández se ha valido de una extensa trayectoria política en donde, aprovechando los distintos cargos públicos que ha ostentado, formuló un sistema estructural de corrupción a gran escala, creando lazos con otros actores políticos y organizaciones criminales que dejarían como resultado la captura institucional del aparato gubernamental”, dice el reporte.
El analista político hondureño Efraín Díaz Arrivillaga comenta a la VOA, que el caso del clan Hernández Alvarado es un ejemplo bastante clásico de la creación de estructuras de poder en Honduras. Y cómo estas se forman alrededor de familias.
El clan proviene de la ciudad de Gracias, en el Departamento de Lempira, el jefe de la familia Juan Hernández Villanueva fue un miembro importante del Partido Nacional en aquella región.
Sus hijos nacidos en la aldea Río Grande, gracias a los recursos de la agricultura y ganadería tuvieron acceso a educación media y superior “con ciertos privilegios”, así llegaron a Tegucigalpa para formarse en la Universidad Autónoma de Honduras (UAH); por tradición el recinto académico ha sido un reservorio importante tanto del Partido Liberal como del Partido Nacional, en parte por las filiaciones políticas de los progenitores de los estudiantes, y los hermanos Hernández no fueron la excepción.
“Juan Orlando es el resultado de una familia que perteneció al Partido Nacional, también el poder político en el país ha sido a través de familias (…) Lo que ha prevalecido aquí como la forma de tener el poder es a través de una especie de caciquismo, desde caudillos locales hasta el nivel nacional”, comenta Díaz Arrivillaga.
El historiador y politólogo Rodolfo Pastor, acentúa en que la familia Hernández rompió con una tradición política “de las grandes familias acaudaladas” de Tegucigalpa y San Pedro Sula al abrirse un espacio en la espera política nacional de manera vertiginosa.
El patriarca del grupo, según reseñan los investigadores pudo tener entre 15 y 17 descendientes con diferentes parejas, pero el circulo cerrado se reduce – al menos en la vida pública- a los tres hermanos que llegaron para forjarse un futuro en la capital hondureña.
El capítulo del hermano menor
A finales de 2016, el exmilitar hondureño Santos Orellana Rodríguez, señalado por Estados Unidos de narcotráfico, fue el primero en nombrar al hermano menor del presidente JOH -como se le conoce en Honduras-, y acusó a Tony Hernández de tener presuntos nexos con el narcotráfico.
Para entonces Tony Hernández, nacido en 1978, abogado al igual que su hermano mayor, cumplía su primero y único término como diputado del Congreso Nacional de Honduras (2014 – 2018)
Ante los señalamientos Tony declaró a la prensa nacional e internacional que se trataba de calumnias y viajó a la ciudad de Miami en Estados Unidos para testificar para el Departamento de Justicia.
La tormenta apenas comenzaba, porque un año después, en marzo de 2017, el exjefe del cartel de Los Cachiros, Davis Rivera Maradiaga, extraditado a EEUU, acusó nuevamente al hermano del mandatario en la Corte Federal del Distrito Sur de de Nueva York.
Señaló a Tony Hernández de “recibir sobornos” (del narcotráfico) para hacer gestiones que llevaran a saldar una deuda que el gobierno tenía con una empresa de lavado de dinero del cártel.
Las operaciones se habrían dado entre 2013 y 2015. El hermano del presidente volvió a negar tales acusaciones. Pero en octubre de 2018 cuando llegaba a un aeropuerto de Miami fue capturado.
El Departamento de Justicia le levantó cargos de “Conspiración para poseer armas de grueso calibre, dar falso testimonio a oficiales estadounidenses” en sus declaraciones dadas en 2016, y de inmediato lo trasladó a Nueva York para el proceso judicial.
Durante el juicio en Nueva York instalado con un tribunal de conciencia e iniciado en octubre de 2019, los fiscales federales sostuvieron que Tony Hernández “estuvo involucrado en todas las etapas” de la narcoactividad.
El 30 de marzo de 2021, el juez Kevin Castell -al ser encontrado culpable de los delitos- lo sentenció a cadena perpetua, la que purga en la cárcel de Máxima seguridad en Victorville, California.
El expresidente Hernández ante la captura y procesamiento de su hermano dijo que era “un fuerte golpe a la familia”, y pidió a Estados Unidos respetar las garantías del proceso contra su hermano, el nombre del expresidente surtió a lo largo del caso a partir de las declaraciones de los testigos que lo implicaban en la red.
La vertiginosa caída
Con el presidente Hernández acusado este martes 10 de mayo en la corte en Nueva York se avecina un juicio de alto interés mediático, desde Honduras expertos comentan a VOA que es sorprendente cómo la familia cayó vertiginosamente después de tocar la cima.
El historiador Pastor acota que sin duda hay una “tragedia del núcleo individual” de Juan Orlando Hernández, pero que dadas las condiciones de cómo funcionan las redes del crimen organizado, no le queda la menor duda que “Juan Orlando Hernández es una figura accidental en ese cuento”.
Y que ante la soledad del poder perdido la “espectacular caída” del expresidente Hernández lo muestra abandonado por todos», y dice en -critica abierta a Estados Unidos- donde a su juicio se pinta al mundo entre buenos y malos y “los narcotraficantes son malos», pero que en el caso de Honduras el entorno es más complejo, porque a Juan Orlando Hernández fue extraditado, pero el crimen organizado seguirá operando en Honduras, porque las vetas son muy profundas.
TOMADA DE LA VOZ DE AMÉRICA
Es cuestión de tiempo; al clan guanaco le van a pasar la misma factura .Mas de 10 agencias federales estarán recolectando información y en un futuro mediano los van a llevar desde las famosas listas Engel/Magnyski a las prisiones federales gringas.