El gobierno de los Estados Unidos anunció este martes que la empresa farmacéutica Merck ayudará a Johnson & Johnson en la fabricación de la vacuna contra el coronavirus de una sola dosis, en un pacto inusual entre feroces competidores que podría aumentar drásticamente el suministro del ensayo recientemente autorizado por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA).
La noticia había sido anticipada por The Washington Post, que citó a funcionarios del gobierno que hablaron bajo condición de anonimato, y fue confirmada por la secretaria de Prensa Jen Psaki durante una conferencia de prensa.
La administración había comenzado a buscar en Estados Unidos colaboradores para alcanzar una mayor capacidad de fabricación de vacunas luego de que notaran que Johnson & Johnson se había retrasado en la producción de inoculantes. Rápidamente lograron llegar a un acuerdo con Merck, uno de los fabricantes de vacunas más grandes del mundo, que no había logrado desarrollar su propio ensayo contra el coronavirus. Actualmente, la farmacéutica produjo solo 3,9 millones de dosis de su vacuna, una cifra significativamente menor a la que había anunciado meses atrás.
Según el acuerdo, Merck dedicará dos de sus instalaciones en los Estados Unidos a producir las dosis de Johnson & Johnson. Una proporcionará servicios de “llenado y acabado”, la última etapa del proceso de producción durante la cual la sustancia de la vacuna se coloca en viales y se empaqueta para su distribución. La otra fabricará la vacuna y tiene el potencial de aumentar enormemente el suministro, quizás incluso duplicando lo que Johnson & Johnson podría hacer por sí solo, dijeron los funcionarios al medio estadounidense.
“Es una asociación histórica”, señaló uno de ellos, al tiempo que agregó que las empresas “reconocen que se trata de un esfuerzo en tiempos de guerra”, y elogió su sentido de “ciudadanía corporativa”.
Los esfuerzos de la administración de Biden para aumentar la producción de la vacuna Johnson & Johnson sugieren que considera que la misma juega un papel muy importante para abordar los desafíos futuros, como la eventual necesidad de inoculantes para niños y posiblemente refuerzos para contrarrestar las variantes del coronavirus, dijo una persona conocedora del asunto que habló con The Washington Post bajo condición de anonimato.
Se espera que Biden celebre el acuerdo en un mensaje público este mismo martes, considerando que permitiría al país procurar en junio una cantidad suficiente de vacunas para inocular a toda su población.
Johnson & Johnson se encuentra realizando pruebas para fabricar una vacuna de dos dosis que puedan ser administradas con dos meses de diferencia, y no se esperan resultados al menos hasta mayo.
Los funcionarios de la administración del demócrata indicaron que Biden ejercería los poderes de la Ley de Producción de Defensa, una ley de 1950 en épocas de la Guerra de Corea, para dar prioridad a Merck en la seguridad de los equipos que necesitará a fin de mejorar sus instalaciones para la producción de vacunas, incluida la compra de maquinaria, bolsas, tubos y sistemas de filtración.
Al asociarse con Merck, Johnson & Johnson ahora tiene un aliado con una tradición de un siglo en la fabricación de vacunas. En los Estados Unidos, Merck es el único proveedor de la vacuna infantil combinada que protege contra el sarampión, las paperas y la rubéola. También desarrolló Gardasil, que protege contra el virus del papiloma humano, y ganó la aprobación de la FDA para una vacuna contra el ébola en 2019.
Sin embargo, la compañía, que fabrica vacunas en Carolina del Norte, Pensilvania y otros sitios, sufrió contratiempos en su búsqueda para desarrollar un inoculante contra el coronavirus. La empresa anunció el 25 de enero que iba a detener las inyecciones experimentales de dos dosis contra el coronavirus ya que la vacuna no estimuló suficientes anticuerpos en los ensayos clínicos de fase 1 en humanos que justificara la continuación de la investigación.
El sábado pasado, la FDA anunció la aprobación de emergencia de la vacuna contra la enfermedad de COVID-19 de Johnson & Johnson y así se convirtió en la tercera que se distribuye en Estados Unidos, el país más afectado por la pandemia coronavirus, y la primera a nivel global que solo requiere de una dosis. Sus características distintivas y ventajas comparativas se resumen en que requiere una sola aplicación y puede almacenarse en un refrigerador común.
Las pruebas mostraron una eficacia contra el coronavirus del 66%, por debajo del 94-95% de las vacunas ya existentes, pero con una capacidad del 86% para esquivar los casos graves de la enfermedad, hospitalizaciones y muertes, lo que podría ser suficiente para proteger a la población.