El populista de derecha Javier Milei asumió este domingo la presidencia de Argentina decidido a darle un tratamiento de shock con el que promete sacar al país de su agónica crisis económica, aunque necesitará del apoyo de la oposición.
Ajeno a la política tradicional, a la que despectivamente se refiere como «la casta», Milei juró su cargo ante el Parlamento, en medio de aplausos y gritos de «¡libertad, libertad!».
«Juro por Dios y por la patria sobre estos santos evangelios», recitó Milei, siguiendo el protocolo usual. Luego recibió del presidente saliente, Alberto Fernández, la banda y el bastón de mando.
A su lado, la vicepresidenta, Victoria Villarruel, hizo el mismo juramento.
Invitados en la investidura
A las afueras del Congreso, miles de personas se congregaron para celebrar su investidura. Vestidos con camisetas de la selección de fútbol y llevando banderas argentinas, esperaron su discurso en la plaza.
A la investidura de Milei acuden varios mandatarios latinoamericanos, como el chileno Gabriel Boric y el paraguayo Santiago Peña; y europeos, entre estos el ucraniano Volodimir Zelenski y el húngaro Viktor Orbán, además del rey de España, Felipe VI.
Tercera economía de América Latina, Argentina registra una inflación anualizada de más de 140% y una tasa de pobreza superior a 40%. Para enfrentar esa crisis, Milei ofreció medidas drásticas en recorte del gasto público, reducción del Estado y liberalización en un país acostumbrado por años a subsidios y déficit fiscal.
«No hay plata»
Asimismo, en discurso de investidura, Milei afirmó que será necesario hacer un fuerte ajuste fiscal y subrayó que aunque «en el corto plazo la situación empeorará, luego veremos los frutos de nuestro esfuerzo».
«No hay plata, no hay alternativa al ajuste, no hay alternativa al shock», exclamó ante miles de seguidores que se congregaron en la plaza frente al Congreso, en Buenos Aires, para escucharlo.